La unidad aparente de los países árabes contra el reconocimiento estadounidense de la soberanía israelí sobre los Altos del Golán esconde mal la vergüenza de los aliados de Washington por una decisión que sólo beneficia a Irán, estimaron los analistas.

Las reacciones indignadas se sucedieron en las capitales árabes en cuanto Donald Trump firmó, en presencia del primer ministro Benjamin Netanyahu, el decreto reconociendo la soberanía israelí.

«Los (régimenes árabes) aliados de Estados Unidos son los más humillados porque hicieron grandes esfuerzos para tratar de aproximarse a Donald Trump y darle la impresión de que estaban en su bando», dijo a la AFP Karim Bitar, investigador del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS) de París.

Por el contrario, fortalecido por su exitosa intervención en el conflicto sirio, Irán, enemigo jurado de Istael y rival regional del reino saudita, se anota un nuevo punto con el debilitamiento de las potencias árabes.

«Son más bien Irán y sus aliados quienes se sienten confortados con la idea de que no se puede esperar nada de esta administración estadounidense», argumentó Bitar.

Para Fawaz Gerges, profesor de relaciones internacionales en la London School of Economics, la decisión de Estados Unidos es «un regalo del cielo» para Irán, que «intentará capitalizar (esta decisión) para superar la falta de liderazgo árabe».

Según Neil Partrick, universitario y especialista en los países del Golfo, la decisión de Trump «no agrega nada al alineamiento de Arabia Saudita y el Golfo con Israel contra Irán, excepto para hacerlo más incómodo públicamente».

Desde Teherán, el presidente Hassan Rohani reaccionó el martes acusando a Donald Trump de «colonialismo». «En algún momento de la historia, en la época colonial, algunas potencias coloniales hicieron cosas semejantes y asignaron partes de un país a otro (…), pero esto no tiene precedentes en nuestro siglo», dijo Rohani, citado por el sitio web del gobierno.

Israel conquistó gran parte del Golán sirio en la guerra árabe-israelí de 1967, antes de anexionarlo en 1981.

Esta anexión nunca fue reconocida por la comunidad internacional. Arabia Saudita, para quien el Golán sigue siendo «una tierra árabe siria ocupada», e Irak condenaron la decisión el martes, como hicieron el día antes Kuwait, Jordania y el Líbano.

Desde el anuncio de Donald Trump de su intención de firmar el decreto, la semana pasada, Egipto esgrimió la resolución 497 de la ONU, rechazando la anexión del Golán por parte de Israel.

La Liga Árabe, a través de su secretario general Ahmed Aboul Gheit, estimó que la decisión de Trump es «nula y vacía en sustancia y forma».

El tema del Golán se discutirá en la cumbre del domingo de la Liga Árabe en Túnez. Sin embargo, al igual que la crisis causada en 2017-2018 por el reconocimiento estadounidense de Jerusalén como capital de Israel, «las condenas árabes oficiales no tienen mucho peso. El sistema de los Estados árabes es disfuncional e incluso está roto», estimó Gerges.

Según Said Sadek, profesor de sociología política de la Universidad Canadiense de Ahram, los países árabes y Siria «quedaron reducidos a una fragilidad extrema y ninguno de ellos irá a la guerra por Siria».

Es el caso de Arabia Saudita, cuya diplomacia inició un tímido acercamiento a Washington sobre el tema israelí-palestino para contrarrestar la influencia de Irán.

Según Partrick, el príncipe heredero saudita Mohammed bin Salman ha «animado a la administración de Trump a pensar que problemas de fondo del derecho internacional como Jerusalén y los territorios sirios pueden ser pisoteados».

Pero después de las decisiones sobre Jerusalén y el Golán, la iniciativa de paz israelo-palestina de Jared Kushner, asesor y yerno de Donald Trump, parece condenada.

«Aunque todos sabían que este plan de Kushner, el plan del siglo, era una cortina de humo o un vasto embrollo, este reconocimiento del Golán, que viene después del de Jerusalén, viene a plantar el último clavo en el ataúd de esta idea de un enésimo plan de paz», resumió Bitar.

«El proceso de paz arabe-israelí está muerto», agregó Gerges.

Por su parte, el presidente Abbas ha decidido boicotear a la administración de Trump, considerando que ha desacreditado a Estados Unidos en su papel histórico de mediador.