Juan Carlos Huerta, periodista de radio y televisión de 45 años, fue atacado a balazos cuando salía de su domicilio, en un suburbio de la ciudad de Villahermosa, en el sureño estado de Tabasco.

Las autoridades pusieron en marcha un operativo de seguridad tras identificarse un vehículo en el que viajarían los agresores.

«No era un robo, parece ser que llegaron a ejecutarlo», dijo a la prensa el gobernador de Tabasco, Arturo Núñez, tras confirmar el asesinato de Huerta, periodista de radio y televisión.

De confirmarse que el móvil del crimen está relacionado con la libertad de expresión, sería el cuarto periodista asesinado por su trabajo en lo que va de 2018, según la organización Artículo 19.

Protestas

El crimen, el último en un país que se ha convertido en uno de los lugares más letales para la prensa, alimentó la indignación de las protestas que habían sido convocadas para reclamar justicia por el asesinato de Valdez y otros 100 periodistas ultimados en México desde 2000.

Valdez, quien tenía 50 años y cuyo asesinato cimbró al gremio periodístico mexicano, fue fundador del semanario Ríodoce, que se publica en su natal Sinaloa (noroeste), así como corresponsal del diario La Jornada y colaborador de la AFP durante una década.

Para recordar a este periodista, que denunciaba casi en solitario a poderosos grupos criminales como el cártel de Sinaloa de Joaquín «El Chapo» Guzmán, ahora encarcelado en Nueva York, se organiza desde el sábado una Jornada Nacional de Protesta.

Colegas y amigos de Valdez participan en actividades culturales en ciudades de Sinaloa y en la capital mexicana. Además, se anunciaron movilizaciones en distintas localidades durante la tarde.

«Este homenaje, estos eventos, esta jornada nacional tiene mucho de recordarle a la gente que ahí está el asesinato, que no debe quedar impune, que tiene que haber justicia, que tiene que haber castigo y que sea un mensaje también para aquellos que conciben y que ordenan estos crímenes, que los crímenes pueden ser castigados también», dijo a la AFP Ismael Bojórquez, director y cofundador con Valdez de Ríodoce.

Valdez fue asesinado a balazos, a plena luz del día y a unas calles de las oficinas del semanario, en Culiacán.

El impacto fue brutal en México, donde la mayoría de los más de 100 asesinatos de periodistas registrados desde 2000 permanece impune.

El presidente Enrique Peña Nieto, cuyo gobierno contadas veces se pronuncia sobre asesinatos de comunicadores, prometió castigar a los responsables.

Tras casi un año de reclamos de justicia y  silencio de las autoridades, el 23 de abril se anunció la primera captura relacionada al asesinato y se reconoció que las primeras indagatorias apuntan a que el trabajo de Valdez sería el móvil del crimen.

El análisis de todo su trabajo periodístico durante los dos años anteriores a la agresión «nos confirma que fue por una cuestión contra la libertad de expresión», dijo tras la captura el titular de la Fiscalía especializada en crímenes contra la libertad de expresión, Ricardo Sánchez.

Los últimos trabajos de Valdez estuvieron relacionados con las pugnas al interior del cartel de Sinaloa tras la recaptura de «El Chapo» Guzmán en enero de 2016, que se agudizaron con su extradición a Estados Unidos al año siguiente.

No al olvido

Hasta ahora ha sido detenido en Tijuana, fronteriza con Estados Unidos, un hombre señalado como presunto responsable del crimen y quien tendría lazos con el crimen organizado en Sinaloa.

Este martes se espera que Culiacán sea escenario de una de las manifestaciones más nutridas, que tendrá como punto culminante una protesta ante la fiscalía de Sinaloa.

«Mientras no haya detenidos autores materiales, intelectuales y no haya sentencias no puede ser un caso cerrado. Entonces esa va a ser nuestra exigencia permanente y constante», dijo a la AFP Griselda Triana, viuda de Valdez.

En homenaje a Valdez y a la también periodista Miroslava Breach, asesinada en marzo de 2017 en Chihuahua, la AFP, Naciones Unidas, la embajada de Francia y la Universidad Panamamericana crearon un premio que reconoce a comunicadores por su compromiso con la defensa de la libertad de expresión y los derechos humanos.

El primer Premio Breach-Valdez fue entregado el pasado 3 de mayo a la periodista Daniela Rea, reconocida por sus reportajes, libros y un documental, tejidos con desgarradores testimonios sobre los muertos y desaparecidos que ha dejado la violencia en México.