«Esposa de», «hija de»… Por tradición y conservadurismo, los nombres de las mujeres en Afganistán suelen omitirse en las tarjetas de invitación e incluso en las lápidas. Una campaña en internet lucha por devolverles la identidad.

Bautizada #WhereIsMyName (dónde está mi nombre) y lanzada por un grupo de jóvenes afganas, esta iniciativa está destinada a combatir un patriarcado que se remonta a siglos atrás.

«Decidí participar porque realmente quiero ver un cambio. Estoy cansada de ver que vivimos en la época medieval, cuando estamos en el siglo XXI», explica una de ellas, Tahmina Arian, de 26 años.

La campaña comenzó en julio en la ciudad de Herat (oeste) cuando unas mujeres subieron a Facebook y a Twitter varios comentarios y fotografías acompañadas del hashtag #WhereIsMyName.

Otras cientos siguieron sus pasos y también hombres que publicaron los nombres de sus esposas. Algunos artistas afganos se sumaron al movimiento, con gran eco en la prensa local.

La semana pasada Kabul acogió un encuentro sobre este tema en el que participaron un ministro, varios expertos y decenas de mujeres.

«Tenemos que romper todos juntos un tabú. Queremos que nuestras mujeres conozcan su derecho fundamental de llamarse por su nombre, de tener su propia identidad«, explica Tahmina Arian, una de las participantes en el evento.

– Pertenecer a otro –

Sabira Madady, una estudiante de 20 años, cuenta que tuvo que pedir varias veces a un profesor que se dirigiera a ella usando su nombre a lo que su profesor se negó.

«Me siento mal cuando alguien me llama por otro nombre, como si no fuera un ser humano. La sociedad percibe que pertenezco a otro», declara.
En algunas zonas rurales con un nivel educativo bajo, los hombres se refieren a las mujeres con una palabra que significa «cabeza negra».

Los defensores de los derechos humanos insisten en que el tema del nombre demuestra hasta qué punto las mujeres están relegadas a un segundo plano y se les considera propiedad de los hombres.

«Si una mujer conoce su nombre es consciente de ella misma y de lo que quiere. Pero si tan sólo se conoce a través de los ojos de su esposo o hermano entonces para ella todo está planificado» de antemano, afirma Arian.

La tradición de no usar los nombres de las mujeres está arraigada en la cultura tribal, según los sociólogos.

«Se remonta a varios siglos. Nuestra sociedad es ultraconservadora y los hombres afganos pueden sentirse avergonzados al llamar a una mujer por su nombre», explica Mohamad Amir Kamawal, profesor de ciencias sociales de la universidad de Kabul.

La religión no está en entredicho, según él. «El corán no menciona en ninguna parte que no se pueda llamar a las mujeres por sus nombres. Los mulás conservadores han malinterpretado algunos versículos», recalca.

– Occidentalizarlas –

La campaña recibió un espaldarazo cuando el cantante afgano Farhad Darya colgó una fotografía suya con su esposa y los nombres de los dos.
Pero la iniciativa no es del agrado de todos.

«Más vale decir ‘dónde está mi hiyab’ que ‘dónde está mi nombre’. Quiera Dios que las mujeres nunca sean desvergonzadas», reaccionó un internauta.
Otros acusaron la campaña de hacer descarriar a las mujeres afganas y de intentar occidentalizarlas.

Y se llegó a insultar a algunas defensoras de la campaña, llamándolas «prostitutas».

Pero es difícil hacer pasar el mensaje en un país donde muy pocas mujeres tienen acceso a internet y zonas inmensas siguen inaccesibles por los enfrentamientos que causan estragos en el país desde hace décadas.

«Harán falta años para modificar esta costumbre», resume el sociólogo Kamawal.