Antes de iniciar el ascenso al Etna, la producción de televisión del Giro de Italia le hizo un primer plano a Geraint Thomas y a sus raspones evidentes por los desgarros de su uniforme. Se sabía de la caída, pero no de las circunstancias en las que se presentó.

Se sabía que fue antes de que se lanzara la tercera etapa, es decir, cuando todavía la prueba estaba neutralizada, pero no que por culpa de una caramañola que mandó al lider del Ineso Grenadiers contra el asfalto.

Y de nuevo la frase de que los ciclistas, tan fuertes en la montaña, son tan frágiles y que con cualquier cosita pueden caerse. Le pasó a Thomas, que sin darse cuenta perdió el equilibrio cuando su bicicleta pisó la caramañola arrojada por alguien a la vía.

De inmediato uno de sus compañeros se detiene para ayudarlo y Thomas, luego de reponerse, toma su bicicleta y sigue en carrera.

El fuerte golpe lo mermó y los dolores lo hicieron sufrir en el Etna al punto de perder cualquier posibilidad de pelear por la Maglia Rosa y apenas en la tercera etapa de la carrera italiana.