Los efectos de su incontinencia verbal llevaron al magnate a repuntar en las encuestas y a convertirse en el favorito de millones de estadounidenses. De hecho, ya muchos lo veían como el inevitable candidato republicano en las presidenciales de noviembre en EE.UU.

Pero, como dice la sabiduría popular, “el pez muere por la boca” y varias de sus declaraciones se convirtieron en verdaderas metidas de pata que le están saliendo muy caras. Tanto, que perdió las elecciones más importantes hasta el momento: Wisconsin, que aunque no otorgaban muchos delegados, sí le iban a asegurar su nominación sin necesidad de esperar a la convención republicana en julio.

Ahora Trump deberá batirse por los votos con su principal rival, el senador Ted Cruz, cuyo triunfo el martes alteró la carrera presidencial y redujo el chance del magnate de convertirse en el elegido. “Todo el país está mirando a Wisconsin (…) Si ganamos esta noche, eso tendrá repercusiones nacionales”, había advertido con razón Cruz.

¿Qué llevó a Trump a perder en estados que parecían aliados? Analistas de Estados Unidos apuntan a la cadena de errores de su campaña. Todo comenzó la semana pasada cuando Corey Lewandowski, fue acusado formalmente por la Policía de agredir a una periodista. Lewandowski enfrenta cargos que pueden costarle hasta dos años de cárcel por “agarrar a la fuerza” del brazo a la reportera Michelle Fields cuando esta pretendía hacerle una pregunta a Trump al final de una rueda de prensa en Júpiter (Florida).

Ajeno a las numerosas críticas que desató el caso, el magnate inmobiliario negó la agresión, rechazó despedir a Lewandowski para evitar que le “destrocen la vida” y acusó a Fields no sólo de exagerar los hechos, si no de ser una amenaza para su seguridad. Durante un foro, este neófito en política, incurrió en una absurda contradicción: por un lado, reprobó la proliferación nuclear (“Odio las armas nucleares más que nadie”); y por otro, abogó en favor de que Japón y Corea del Sur desarrollen armamento atómico en defensa propia.

Como si esto fuera poco, Trump sugirió en una entrevista que, además de defender la prohibición del aborto en Estados Unidos, las mujeres que interrumpan sus embarazos —en el supuesto de ilegalización— “merecen un castigo”. El candidato intentó rectificar proponiendo hasta tres tipos de leyes para regular el aborto (legalizado en 1973). Todo en un mismo día.

Acusado de misógino y sexista, Trump no sólo perdió el voto femenino, clave para ganar las elecciones, arremetió en su cuenta de Twitter contra la esposa de Ted Cruz. Trump la comparó con su esposa y escribió: “Una imagen vale más que mil palabras”. La controversia no se hizo esperar. Para rematar, Trump fue demandado por tres abogados por instigar a la violencia en sus actos de campaña. Los litigantes habrían sido objeto de ataques e insultos racistas en uno de sus mítines el pasado mes en Kentucky. Según los sondeos, Trump es “el peor aspirante a la presidencia de Estados Unidos en décadas”.