En las calles de Kunduz, en el noreste de Afganistán,los talibanes patrullaban mostrando una amplia sonrisa, en tanto los civiles, que temen por sus vidas, huían de la ciudad.

Un combatiente barbudo, con su arma al hombro y vistiendo uniforme de camuflaje, con una sonrisa de oreja a oreja, intercambiaba un apretón de manos amistoso con alguien que se la extendía desde un automóvil.

Animados por la retirada de las fuerzas extranjeras, que habrán abandonado Afganistán de manera definitiva a fines de este mes tras 20 años de presencia, los talibanes han aumentado su control sobre vastos territorios en el norte del país.

El domingo, se apoderaron de Kunduz, la gran urbe del noreste afgano, y en los últimos días de otras ocho capitales provinciales, en el marco de una ofensiva relámpago lanzada desde mayo que se ha acelerado recientemente, y ante la cual el ejército afgano se muestra impotente.

Este miércoles, combatientes insurgentes coparon las calles de Kunduz montados en sus motocicletas o en vehículos todoterreno -incautados al ejército afgano- mientras posaban para las fotos.

Entretanto en el aeropuerto centenares de efectivos de las fuerzas de seguridad que se habían atrincherado allí tras la caída de la urbe, se encontraron rodeados, por lo que decidieron entregarse a los talibanes.

Alemania alerta a sus ciudadanos

El gobierno alemán apremió a sus nacionales a abandonar lo antes posible Afganistán ante el avance de los talibanes sobre sucesivas ciudades y la creciente inseguridad en todo el país.

En un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores, se pide a todos los ciudadanos alemanes que hagan uso “urgentemente” de las posibilidades existentes en las líneas aéreas regulares para salir “pronto” del país.

Ya ayer, el Ministerio de Interior dejó en suspenso temporal las expulsiones a Afganistán de inmigrantes a los que se planificaba deportar. Ese mismo departamento había sostenido hasta el último momento su propósito de seguir con esas operaciones, aunque analizando, una a una, cada situación.

La semana pasada se había cancelado ya a última hora la deportación a Kabul de seis afganos con antecedentes delictivos, al considerarse que la situación en la ciudad ofrecía “riesgos no calculables”.

Según cifras de Interior, desde 2016 se ha procedido a la expulsión de 1.000 afganos, en su mayoría con antecedentes por delitos graves.

El avance de los talibanes ha precipitado el debate interno en el seno del gobierno alemán en torno a la necesidad de detener esas operaciones.Interior, cuyo titular es el conservador bávaro Horst Seehofer, insistía en mantenerlas, mientras que su colega en Exteriores, el socialdemócrata Heiko Maas, apremiaba para suspenderlas.

Alemania completó el pasado junio la retirada de sus tropas en Afganistán, que formaban el segundo mayor contingente internacional en ese país, tras Estados Unidos. En su última etapa, estaban destacados unos 1.100 efectivos alemanes, principalmente en el norte del país.

Francia detiene deportaciones

Francia suspendió a principios de julio la expulsión a Afganistán de migrantes afganos que habían visto rechazada su petición de asilo, informó este jueves el Ministerio francés del Interior, según el cual la decisión se tomó por el empeoramiento de la seguridad en ese país.

”Seguimos de cerca la situación junto con nuestros socios europeos”, confirmó el Ministerio en una breve declaración enviada a EFE.

Con información de EFE y AFP