El primer ministro británico, Boris Johnson, está siendo investigado por unas lujosas vacaciones que pasó en el Caribe tras su victoria electoral a finales de 2019, informó este lunes el organismo que controla el cumplimiento de las reglas parlamentarias.

El líder conservador y su prometida, Carrie Symonds, pasaron la Nochevieja en la isla privada de Mosquito, en el archipiélago caribeño de las Granadinas. En su declaración de intereses como diputado, Johnson dijo que las vacaciones, por un valor de 15.000 libras (21.000 dólares, 17.400 euros), fueron un regalo del empresario David Ross, donante del Partido Conservador.

Pero Ross provocó confusión al negar inicialmente que hubiera adelantado tal cantidad, antes de retractarse a través de su portavoz para decir que era un beneficio en especies. Un portavoz de Ross aseguró: “El señor Ross facilitó alojamiento al Sr. Johnson en Mustique por valor de 15.000 libras. Por lo tanto, se trata de un beneficio en especie del Ross al Johnson, y la declaración del Johnson a la Cámara de los Comunes es correcta.”

Sin embargo, Angela Rayner, vicepresidenta del Partido Laborista, afirmó: “El público tiene derecho a saber quién pagó las lujosas vacaciones de Boris Johnson en el Caribe y la renovación de su piso. Y lo que es más importante, necesitamos saber qué se prometió a estos donantes o qué esperaban a cambio de su generosidad”.

Y agregó: “Como hemos visto en el último año, los donantes tories han recibido un rendimiento muy alto de su inversión en forma de contratos gubernamentales. Boris Johnson tiene que dejar de utilizar el cargo de primer ministro como una oportunidad para financiar su fastuoso estilo de vida y enriquecer a sus compañeros.”

Downing Street, por su parte, subrayó que todo había sido declarado correctamente. La noticia de esta nueva investigación se suma a una serie de escándalos en torno a Johnson y su gobierno que han puesto de manifiesto los estrechos vínculos entre el poder y los intereses privados.

Estos incluyen la lujosa renovación del apartamento del primer ministro en Downing Street, cuya financiación está siendo investigada por la Comisión Electoral británica. Pese a los escándalos, su Partido Conservador salió reforzado de las elecciones locales del 6 de mayo en Inglaterra, arrebatando a la oposición laborista uno de sus bastiones históricos en el noreste de Inglaterra, Hartlepool.