El alcalde de Washington D.C., Muriel W. Bowser, le envió una carta al presidente estadounidense, Donald Trump, advirtiéndole que los fondos destinados para seguridad en la capital se han agotado y por ello estima que estarán en déficit para septiembre. La monumental celebración del día de la independencia el pasado 4 de julio, que le costó a Washington US$ 1.7 millones, más los gastos del despliegue de oficiales de policía para controlar las manifestaciones del pasado fin de semana realizadas por seguidores del republicano habrían sido las causas que condujeron a la bancarrota del fondo de seguridad, que se utiliza para proteger a la capital de la nación de amenazas terroristas y brindar seguridad en eventos.

Bowser también le señaló a Trump en su carta que la cuenta por los gastos de la organización de la inauguración de su gobierno en 2017, que son US$ 7.3 millones, nuca fueron reembolsados, por lo que le solicitó que se comprometa a enviar el dinero al fondo.

«Pedimos su ayuda para garantizar que a los residentes del Distrito de Columbia no se les pida que cubran millones de dólares de gastos federales y que puedan mantener nuestros altos estándares de protección para eventos federales», escribió. La Casa Blanca no se ha pronunciado sobre la misiva.

Chris Rodriguez, director de la Agencia de Seguridad Nacional y Manejo de Emergencias de Washington, le confesó a The Washington Post que “los costos estimados para el 4 de Julio eran seis veces más que en años anteriores y que probablemente aumentarán a medida que la ciudad continúe contabilizando los gastos”.

Rodeado de tanques y con un discurso con pausas para presenciar el sobrevuelo de diferentes tipos de aviones militares, el presidente Trump, presumió el pasado 4 de julio del potencial del Ejército de Estados Unidos en la celebración del Día de la Independencia.

«Durante más de 65 años, ninguna fuerza aérea enemiga ha logrado matar a un solo soldado estadounidense. Porque el cielo pertenece a Estados Unidos», se jactó Trump en un discurso frente al Monumento al expresidente Abraham Lincoln (1861-1865) mientras veía pasar los aviones estadounidenses.

Dos aviones F-18 Hornet y dos F-22 Raptor, entre otros, sobrevolaron la capital estadounidense durante el discurso de Trump realizando diferentes maniobras en el aire y provocando así los aplausos y gritos de «Estados Unidos, Estados Unidos» entre los asistentes.

Pese a que se había especulado con que Trump politizaría su discurso, el mandatario no se salió prácticamente de un guion centrado en ensalzar episodios y logros históricos de las Fuerzas Armadas del país. El acto «Saludo a Estados Unidos» organizado por la Casa Blanca contó con la presencia de varios aviones y helicópteros militares que sobrevolaron la explanada del National Mall, uno de los lugares más emblemáticos de Washington. Desde su preparación fue criticado por los altos costos que le podría traer a la nación.

La alta seguridad del Servicio Secreto de EE. UU. y las vallas metálicas instaladas alrededor del icónico monumento fueron el centro de las críticas en las redes sociales, donde se recordó que hasta este año era posible sentarse en sus escaleras durante el 4 de julio para presenciar los fuegos artificiales. Como cada año, miles de familias se congregaron en la explanada del National Mall de Washington a lo largo del día vistiendo todo tipo de piezas de ropa con los colores de la bandera estadounidense -rojo, azul y blanco-, aunque la intermitente lluvia alejó a muchas personas, según medios locales.

También se pudieron apreciar diferentes creencias políticas entre los asistentes: muchas personas llevaban las características gorras rojas con el lema de Trump «Hacer Estados Unidos Grande Otra Vez» («Make America Great Again»), mientras otras lucían camisetas con el texto «Él no es mi presidente» en inglés.

Trump minimizó las críticas a su celebración, al opinar en Twitter que la factura será «muy pequeña comparada con el valor» que tiene semejante «homenaje» al país y a sus Fuerzas Armadas.