Tras arrancar nuevos registros de altura a la era del streaming con su reciente tema Un poquito, éxito internacional firmado junto a Carlos Vives, el de Color esperanza sigue siendo para Diego Torres un hito difícil de igualar casi 20 años después.

«No me lo tomo como un listón. Al contrario, es una bendición que una canción pueda provocar algo tan mágico y que se mantenga viva», celebra en declaraciones para Efe el argentino en una fugaz visita a Madrid, en la que achaca esa longevidad de su tema más emblemático a que «la gente la convirtió en una bandera humana y en una canción de lucha… y está bueno que así sea». 

Él mismo la interpretó recientemente en su participación en el concierto multitudinario Venezuela Aid Live que tuvo lugar en Cúcuta, Colombia, con mensajes a favor de la libertad y de esperanza hacia el pueblo venezolano, algo que no gustó del todo a otro de los compositores del tema, su paisano Coti, contrariado por lo que él entendía como un uso político de esta creación.

«Me sonó particular que no me escribiera a mí, cuando lo ha hecho por otros motivos. Ya dije que cantar allí no era una cuestión política, sino humanitaria», precisó Torres, antes de añadir: «Tan libre como es él de decir lo que piensa, lo soy yo para decir lo que quiero y cantar donde quiero».

Y precisó que aunque le ha pasado en varios países, «la canción no se puede utilizar para ningún spot». «La gente la hizo tan especial que no hay política que pueda contaminarla», apuntó Torres.

El presente y no solo el pasado de Diego Torres también pinta de buen color, gracias a la acogida de Un poquito junto a Carlos Vives, que acumula 25 millones de reproducciones en Spotify como fruto del «trabajo en equipo despojado de egos» de dos viejos conocidos.

«Refleja cosas a las que igual la gente andaba dando vueltas en este mundo capitalista, como que no necesitamos muchas cosas para ser feliz y que está bueno enamorarse y ponerlo de moda de alguna manera», argumenta el argentino, que aprecia un cambio en este sentido, «con relaciones más rápidas» que las de antaño.

Es solo el primer aperitivo de un disco que llegará, «probablemente en la segunda mitad de 2019» y que será el noveno álbum de estudio de su carrera, para el que ya tiene título pensado y que es una muestra de su carácter viajero, anticipa sin revelarlo.

De hecho, cuenta que este nuevo trabajo se basará mucho en la fusión mostrada en Un poquito, «una guitarra acústica con acentuación de reggae sobre acordeón y un ritmo con base electrónica», o en la de su nuevo tema, «Esa mujer», con «un inicio de bandoneón típico del tango, pero dentro de un reggae mezclado con cumbia electrónica».

«Trata sobre esa mujer que te conmueve, con la que sientes una conexión muy grande y con la que podrías compartir la vida», explica Torres, que en el pasado se ha mostrado muy sensibilizado con la igualdad entre sexos.

Colaborador de campañas como HeForShe de la ONU hace años, opina que, en esta lucha, «la música va por un lado, respecto de lo que uno quiera decir en canciones, y luego como hombres y como artistas con exposición pública también hay que cuidar a la mujer y acompañarlas en este momento».

«Tengo una hija y mi vida está llena de mujeres. Feliz estoy por eso. Desgraciadamente pasan femicidios y mucha violencia contra ellas», subraya Torres, antes de precisar que, «más que feminista», se considera «un hombre que acompaña el movimiento que está llevando adelante la mujer».