La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, acusó a sus oponentes de recurrir a «métodos fascistas», en una entrevista a varios medios internacionales, entre ellos el diario británico The Guardian, que la publicó este jueves.

«Nunca habíamos visto tanta intolerancia en Brasil», dijo Rousseff a The Guardian.

Sin embargo, «no somos un pueblo intolerante», precisó.

La presidenta, de 68 años, dijo que quienes han salido a las calles a manifestarse contra su gobierno no representan más que el 2% de la población y criticó sus «métodos fascistas».

Rousseff, que en 2014 fue reelegida para un segundo mandato, atraviesa sus peores momentos, con un congreso hostil y manifestaciones multitudinarias en las calles por las acusaciones de corrupción que pesan sobre su Partido de los Trabajadores.

La presidenta advirtió de que cualquier tentativa de desalojarla del poder al margen de las urnas sería «un golpe de Estado», en referencia al proceso de destitución que la oposición impulsa en el Congreso.

«No estoy comparando el golpe con los golpes militares del pasado, pero sería una ruptura del orden democrático en Brasil».

Esto tendría «consecuencias. Quizás no inmediatamente, pero dejaría una cicatriz profunda en la vida política de los brasileños».