El Gobierno de Estados Unidos respondió este martes  a las informaciones que sostienen que más de mil menores indocumentados están en paradero desconocido tras haber sido separados de sus familias después de su detención en la frontera, y dijo que no es cierto que estén «desaparecidos».

De acuerdo con el diario The New York Times, que cita a fuentes del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, en inglés), el Gobierno ha perdido el rastro de al menos 1.475 menores que, tras haber entrado ilegalmente en el país junto con sus padres, fueron separados de estos y entregados a familias de acogida.

Durante una rueda de prensa telefónica celebrada hoy, distintos funcionarios del Gobierno achacaron la situación a la política de «atrapar y liberar» adoptada por la Administración del anterior presidente, Barack Obama (2009-2017), con los inmigrantes indocumentados.

Esa política permite a los agentes fronterizos liberar a los inmigrantes clandestinos que atrapan en la frontera con la idea de que, si no suponen un peligro para la seguridad de los Estados Unidos, pueden permanecer en libertad mientras esperan un juicio migratorio que examine su deportación.

En cualquier caso, de acuerdo con el asesor político de la Casa Blanca Stephen Miller, la descripción del problema realizada por el diario neoyorquino «no es acertada», puesto que esos menores no están bajo la custodia del Gobierno sino que son entregados a familias de acogida que, en la mayoría de los casos, son también sus familiares.

Miller explicó que los datos del periódico hacen referencia al 14 % de los casos en los que la Administración ha querido realizar un seguimiento «voluntario» de los menores y no ha obtenido respuesta por parte de las familias de acogida.

«No existe ningún motivo para pensar que les ha pasado algo a esos niños. Si llamas a un amigo y no contesta al teléfono, no piensas que haya sido secuestrado», sostuvo Miller.

Asimismo, Miller acusó a los demócratas de impedir el fin de la «crisis humanitaria» que se da en la frontera al negarse a aprobar los fondos necesarios para la construcción de un muro fronterizo con México, así como a endurecer la actual legislación migratoria, la cual, según dijeron, sirve de efecto llamada a más indocumentados.

«Si no fuera por los demócratas y su negativa a cerrar estos vacíos legales, los inmigrantes ilegales podrían ser enviados a sus países de origen, de manera rápida y segura», concluyó Miller.