El atentado fue cometido sobre las 10.00 hora local (09.00 GMT) por dos supuestas terroristas que se inmolaron en la zona de venta de alimentos, una de las más
concurridas del mercadillo que se instala todos los viernes en las mismas calles de la ciudad, informaron a Efe fuentes militares.
Boko Haram, sobre el que recaen todas las sospechas, se caracteriza por utilizar a niñas y mujeres en sus atentados, a los que en ocasiones obliga a inmolarse bajo amenaza de muerte a sus familias o engaña haciendo cargar paquetes explosivos que detonan a distancia.
El presidente de la autoridad local, Yusuf Muhammad, aseguró a los medios locales que esta vez fueron «dos terroristas disfrazadas de clientes» que detonaron sus cinturones explosivos de forma casi simultánea.
Los servicios sanitarios evacuaron al menos a 70 personas a los hospitales más cercanos, algunas de ellas en estado muy grave, por lo que se teme que aumente el número de víctimas mortales en las próximas horas.
Madagali, que estuvo controlada durante meses por el grupo yihadista hasta ser liberada por el ejército, ha sufrido otros dos graves atentados en los últimos años.
El último de ellos fue idéntico al de hoy: en diciembre de 2015, en un mercado local, una doble explosión con dos terroristas suicidas y un balance de 30 víctimas mortales.
Según el reciente informe sobre seguridad del Instituto para la Economía y la Paz, el pasado año murieron 4.940 personas y otras 2.786 resultaron heridas en un total de 247 atentados perpetrados en Nigeria, cifras que lo sitúan como el tercer país con mayor violencia terrorista, solo por detrás de Irak y Afganistán.
Uno de cada cinco de estos atentados fueron cometidos por niños, según Unicef, que remarca que son «víctimas» y no «autores».
Boko Haram ha sufrido importantes derrotas desde que Nigeria, Chad, Camerún y Níger unieron sus tropas en 2015 para crear una fuerza multinacional y lanzar una ofensiva alrededor del lago Chad, zona fronteriza de los cuatro países, que no obstante no ha conseguido detener los atentados.
Precisamente el pasado miércoles, el Consejo de Paz y Seguridad de la Unión Africana (UA) acordó renovar por otros doce meses el mandato de esta fuerza, que expiraba el próximo mes de enero.
A pesar de los «tremendos progresos» de esta operación multilateral, la UA expresó su preocupación por la «grave situación humanitaria» generada por Boko Haram.
Entre los más afectados por esta situación se encuentran los menores: el conflicto ha motivado el desplazamiento de 1,3 millones de niños y el cierre de 1.800 escuelas.
Además, «el creciente número de miembros de Boko Haram que se rinden y vuelven con sus familias está exacerbando la situación humanitaria en el lago Chad», advirtieron representantes de la organización panafricana.
En los más de seis años que dura el conflicto, los yihadistas han asesinado a más de 12.000 personas, según estimaciones gubernamentales -aunque otras fuentes elevan esta cifra a más del doble- y han obligado a más de 2,5 millones a huir de sus hogares.
Boko Haram, que significa en lenguas locales «La educación no islámica es pecado», lucha por imponer un Estado islámico en Nigeria, país de mayoría musulmana en el norte y predominantemente cristiana en el sur.
Desde que la policía acabó en 2009 con el entonces líder de Boko Haram, Mohamed Yusuf, los radicales mantienen una sangrienta campaña.
Con unos 170 millones de habitantes integrados en más de 200 grupos tribales, Nigeria, el país más poblado de África, sufre múltiples tensiones por sus profundas diferencias políticas, religiosas y territoriales.