La revista PLOS Medicine publicó el martes un parte positivo sobre la efectividad de la Ley de Etiquetado y Publicidad de Alimentos de Chile, que obligó a adoptar advertencias en los empaques de alimentos poco saludables. Según estudios, los chilenos han consumido muchas menos bebidas endulzadas tras la implementación de las medidas sobre etiquetado en 2016. El primer año marcó una importante tendencia: las ventas se disminuyeron en un 25% y hubo, en cambio, un alza en las ventas de agua embotellada, refrescos dietéticos y jugos sin azúcar. Y esta ha continuado hasta el día de hoy.

“Un efecto tan grande a nivel nacional en el primer año es inaudito. Es una señal muy prometedora para un conjunto de políticas que se refuerzan mutuamente. Esta es la forma en que necesitamos que el mundo avance para comenzar a combatir realmente las enfermedades prevenibles como la obesidad, la hipertensión y la diabetes”, dijo Lindsey Smith Taillie, epidemióloga de nutrición de la Universidad de Carolina del Norte, Chapel Hill, y autora del estudio realizado por PLOS Medicine.

Chile se ha convertido en uno de los países con los controles más estrictos sobre la promoción de bebidas endulzadas y comida chatarra, luego de estar agobiado por los altos índices de obesidad en la nación. Antes de 2016, los chilenos consumían más bebidas azucaradas que cualquier otro país en el mundo, lo que en términos de salud causó problemas de diabetes y sobrepeso. Las regulaciones fueron impulsadas por la expresidenta Michelle Bachelet y aprobadas por el Congreso de Chile tras una dura batalla contra las multinacionales de alimentos. El actual presidente, Sebastián Piñera, ha mantenido vigentes las medidas instaladas, pese a una fuerte oposición al inicio de su gobierno.

Una de las principales características de la campaña chilena sobre precaución frente a los alimentos y bebidas azucarados es una señala de “alto” en blanco y negro que anuncia el contenido del empaquetado. Según expertos, estos logotipos han tenido mucho impacto entre los consumidores. Los padres han destacado que sus hijos han respondido positivamente a las medidas, e incluso los han reprendido cuando añaden alguno de estos productos al mercado.

“Esta regulación es diferente porque es la primera en requerir etiquetas de advertencia sobre los niveles excesivos de nutrientes preocupantes, como el azúcar o el sodio, en el frente de los paquetes de alimentos y bebidas”, dijo el primer autor Lindsey Smith Taillie, profesora asistente de nutrición en La Escuela Gillings.

Las medidas chilenas consiguieron ser un ejemplo para el mundo, pues en lugar de adoptar impuestos a las corporaciones como se hace en lugares como Reino Unido, Chile ha decidido presentar etiquetas de advertencia destinadas a educar a las familias y a los jóvenes sobre el peligro de ingerir comida chatarra y bebidas azucaradas. Tras el lanzamiento de las leyes chilenas de control de alimentos, países como Perú, Uruguay e Israel han seguido su modelo y se espera que en el futuro otros más que enfrentan los mismos problemas, como Brasil y Chile, adopten medidas de etiquetado similares.

“Los niños están aprendiendo a una edad temprana qué tipos de alimentos deben comer y cuáles deben evitar. Creemos que estas regulaciones cambiarán la forma en que esta nueva generación se acerca a comer, con la esperanza de empoderarlas para exigir alimentos más saludables”, dijo la Dra. Camila Corvalán, nutricionista de la Universidad de Chile, que también trabajó en el estudio de la revista PLOS Medicine.

Si bien los expertos destacan que es muy pronto para saber si estas regulaciones han funcionado para reducir las tasas de obesidad en Chile, su buena recepción entre el público podría impulsar a que los legisladores busquen otras medidas. Según Barr M. Popkin, asesor del gobierno en nutrición, hay congresistas que están considerando un mega impuesto sobre los alimentos procesados para reducir el consumo de la comida rápida, la cual es responsable de dos tercios de las calorías consumidas por los niños.

“En este momento, las personas solo se centran en las bebidas azucaradas, que es una pequeña parte del problema. Este es solo el comienzo de un cambio bastante profundo para fomentar una alimentación saludable”, destaca Popkin. Además, “es la primera intervención que hemos visto que muestra potencial para cambiar las normas alimentarias. Creo que muchos países van a ver esto, porque es muy impactante”, agregó.