A finales de marzo, la periodista Miroslava Breach —que había hablado por años de derechos humanos, feminicidios y desapariciones forzadas— fue asesinada cuando salía de su casa. El único testigo del asesinato fue su hijo, a quien iba a llevar a la escuela. Breach trabajaba para varios diarios en Chihuahua, el estado donde nació, entre ellos Norte.

Ese diario recibió el golpe como una afrenta personal: entre sus muchas publicaciones, había procurado mostrar a sus lectores que la corrupción y la violencia eran endémicas en el estado mexicano, y que los carteles de la droga se habían convertido, a paso de gigante y con el método devorador de los monstruos, en los dueños y señores de un territorio inocente. La fuerza y la voluntad que produjeron, a pesar de todo, la muerte de Breach en los periodistas de Norte se vio enfrentada entonces a la voluntad recia y atrabiliaria de la violencia generalizada. El diario, entonces, tuvo que cerrar.

Lo hizo este 2 de abril, cuando salió su última edición. “Las agresiones mortales, así como la impunidad contra los periodistas, han quedado en evidencia, impidiéndonos continuar libremente con nuestro trabajo”, escribió el director de Norte, Oscar Cantú, en el último editorial. El periódico llevaba 27 años seguidos en ejercicio activo de publicación.

La muerte de Breach y las constantes amenazas a sus propios periodistas no han sido la única razón para clausurar la impresión del diario. Hace pocas semanas el director del portal El Político en Veracruz, Ricardo Monlui, también fue asesinado. Cecilio Pineda Birto, de 39 años y reportero en Ciudad Altamirano, también fue masacrado. Ningún periodista está seguro en México.

La organización Reporteros Sin Fronteras asegura esto sobre la situación del periodismo en México: “Patria de los cárteles de la droga, México sigue siendo el país más mortífero de América Latina para los medios de comunicación. Los periodistas asesinados, a menudo son ejecutados a sangre fría y la mayoría de los crímenes permanecen impunes. Una impunidad que se explica por la corrupción que reina en el país”.

De acuerdo con sus cifras, este año han sido asesinados cinco periodistas por razones que tienen que ver con su oficio de investigación. Es decir: denunciaban vicios del poder o de los grupos en poder y fueron asesinados. Según números del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), desde 1992 han sido asesinados al menos 38 periodistas en México por su labor de reportería.