Hiro Katsumata, profesor asociado del Departamento de política y economía internacional de la Universidad de Tohoku (Sendai), es especialista de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y de la integración regional del Asia-Pacífico. Asegura que los japoneses están dispuestos a pagar más impuestos para abandonar la energía nuclear y que el problema más serio de Japón no es Corea del Norte, sino su baja tasa de natalidad.

El primer ministro Shinzo Abe creó un plan para mejorar el desempeño de la economía japonesa que se ha difundido popularmente como «abenomics». ¿Qué resultados ha tenido este plan?

Si esta pregunta se les formula a diez personas diferentes, se obtendrán diez respuestas diferentes. El índice de precios al consumidor (IPC) no está aumentando. El jefe del Banco de Japón, el Sr. Haruiko Koroda, nominado por el ministro Abe, anunció hace cinco años que el IPC aumentaría, pero nunca sucedió. El IPC no aumentó el 25%, como prometió el Sr. Kuroda, sino tan sólo alcanzó un porcentaje menor al 12%. La economía japonesa está sufriendo una larga tendencia a la depresión: no hay aumento salarial, ni aumento de precios, ni expansión económica.

Sin embargo, las tasas de desempleo son bajas y esto es un buen indicador. El mercado de trabajo está mejorando desde que el Sr. Kuroda asumió la dirección del banco, algo que puede verse con los estudiantes que van al mercado laboral y que pueden encontrar trabajo fácilmente. La respuesta a la pregunta es relativa: si se mira el IPC, los resultados no son buenos, pero si mira el mercado de trabajo, son buenos. Para juzgar la política del gobierno, todo depende del punto de vista que se asuma.

El consumo de petróleo en Japón ha disminuido en los últimos cuarenta años, pero la electricidad producida con energía nuclear está aumentando. Japón produce el 30% de su electricidad con energía nuclear y planea producir 40% en los próximos años. Con ese panorama, ¿qué futuro tienen las energías renovables?

El gobierno tiene muchas iniciativas, planes y programas nucleares. Sin embargo, si nos fijamos en las políticas locales de la prefectura de Miyagi o de la prefectura de Fukushima, no hay forma de que el gobierno japonés pueda construir nuevas plantas nucleares. Es obvio: en términos políticos, la energía nuclear tiene un costo muy alto, sobre todo después de lo sucedido en el 2011 en Fukushima. Japón puede asumir el costo económico de nuevas plantas nucleares, pero el problema es político. El gobierno tiene que conformarse con las plantas existentes para desarrollar cualquiera de los planes que tenga en mente. Japón no tiene elección, tiene que pasar a las energías renovables. Si los políticos no quieren perder las elecciones, tienen que trabajar con energías renovables.

¿Orientar a Japón hacia otros tipos de fuentes de energía es compatible con el mantenimiento de su liderazgo económico? ¿No tendrían China y Corea del Norte una ventaja comparativa si Japón invierte demasiado en su transición energética?

Como Alemania, Japón está desarrollando cada vez más energías renovables. Tal vez estamos a la cabeza de estos desarrollos, tal vez los alemanes, no lo sé exactamente. Pero en términos del Asia Pacífico Japón es claramente el líder del campo. Estoy de acuerdo con usted en que las energías renovables cuestan mucho dinero y que hoy en día Japón no puede permitirse vivir sin energía nuclear. No tenemos elección. Pero después del 2011, particularmente en las  regiones destruidas por el terremoto, por el tsunami, y luego amenazadas por la radioactividad de Fukushima, la gente está dispuesta a pagar más impuestos para desarrollar energías renovables y nuevas tecnologías; obviamente no están dispuestos a pagar demasiado, pero si están dispuestos a pagar más de lo que estaban pagando antes del 2011.

Desde el inicio de la Guerra Fría, Japón ha sido uno de los pivotes de la estrategia internacional de EE. UU. en Asia. Muchas cosas en Tokyo dependen de lo que ocurra en Washington. Sin embargo, la administración Trump ha declarado en repetidas ocasiones que prefiere privilegiar a cualquier costo los intereses de los Estados Unidos. ¿No es hora de que Japón busque nuevos aliados?

No es momento de que Japón busque nuevas alianzas con China. Pero, por supuesto, es hora de buscar nuevos aliados. Por un lado, el gobierno japonés está invirtiendo mucha energía para fortalecer la alianza con EE.UU.; pero por otro lado, el gobierno está tratando de ampliar su red de alianzas, como lo demuestra la asociación entre Japón, EE.UU., Australia e India. Estos países tienen en común el hecho de ser democracias liberales y mercados libres que mantienen buenas relaciones con los Estados Unidos. El propósito de esta asociación es acorralar a China. Es cierto que la seguridad japonesa estuvo respaldada por la alianza bilateral con los Estados Unidos, pero ahora la idea es que la seguridad sea respaldada por esta asociación de los cuatro países mencionados. En este sentido, Japón está expandiendo su red y creando nuevas alianzas.

Japón tiene la tasa de natalidad más baja del mundo. Es un problema preocupante. ¿Cómo explicaría Ud. este fenómeno y qué tipo de políticas públicas deben crearse para aumentar la tasa de natalidad?

Las razones por las cuales la tasa de natalidad es tan baja enJapón no son muy diferentes de las razones que explican el fenómeno en Francia, Singapur o Corea del Sur. A medida que la sociedad se desarrolla, por muchas razones diferentes, las tasas de natalidad disminuyen. Una razón importante es que las mujeres quieren tener una carrera y ser independientes en lugar de convertirse en amas de casa.

¿Pero hay otras razones? ¿El gobierno está mejorando su política social para aumentar las tasas de natalidad? Pienso en particular en la creación de más guarderías o en dar más subsidios a las familias …

El gobierno japonés no ha tomado medidas serias para luchar contra el problema y la razón es puramente financiera: la construcción de una infraestructura de guarderías y los subsidios familiares cuestan mucho dinero. Otro problema adicional es que hay una población de adultos mayores grande y que el gobierno japonés debe invertir mucho dinero para mantenerlos. Por supuesto, el gobierno tendría que asignar más dinero a los jóvenes que a los viejos.

Creo que todos los políticos japoneses reconocen la gravedad del problema de la natalidad. Sin embargo, al mismo tiempo, todos reconocen que el gobierno debe encargarse de las personas mayores. Personalmente, no tengo fórmulas mágicas para solucionar el problema, pero sinceramente, tengo que decir que todos los problemas relacionados con China, Corea del Norte o nuestros problemas fronterizos con Rusia no son realmente importantes si los comparamos con nuestras bajas tasas de natalidad. Este es el problema más serio de Japón.

Una política social del gobierno puede ser una garantía de aumento de las tasas de natalidad si las personas quieren tener hijos, pero si no quieren, ¿qué hacer?

Creo que hay diferentes razones para explicar el problema de la natalidad, pero creo que la razón más importante por la cual las mujeres jóvenes no están teniendo hijos es financiera: las guarderías, la escuela y la comida cuestan mucho dinero. Además, para quedarse con el niño, la madre tiene que reducir sus horas de trabajo, lo que significa también menos ingresos. Pero al mismo tiempo, tenemos que aceptar que la brecha entre ricos y pobres está aumentando rápidamente y que esto tiene una influencia en las tasas de natalidad.

En varios medios chinos y japoneses se ha hablado de una estrategia japonesa indo-pacífica. ¿Cuáles son sus objetivos?

Es muy simple: acorralar a China. El gobierno japonés siempre habla de China y Corea del Norte, pero creo que es hora de ver otras vías y mirar más a otras partes del mundo, como Sudamérica, por ejemplo. No siempre tenemos que enfocarnos en los mismos problemas. La idea es desarrollar los intereses comunes entre EE.UU., India, Australia y Japón (como acorralar a China) y hacer un trabajo conjunto en el Océano Índico y en el Mar de China. En cuanto a esta estrategia no hay ninguna sorpresa ni ninguna novedad, es lo que se ha venido haciendo en los últimos años.

El ministro de Asuntos Exteriores, Taro Kono, realizó recientemente una gira por el sudeste asiático y visitó a Brunei y a Singapur. ¿Es esto una demostración del énfasis que Japón está haciendo en el Sudeste asiático y particularmente en la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN)?

En los últimos veinte años, Japón y China han competido por tener más amigos en el Sudeste asiático. En los últimos veinte años, los países del Sudeste asiático han sido conscientes de este juego y lo han jugado. Para los países del sudeste asiático es evidente que ellos pueden obtener mayores beneficios si equilibran sus relaciones con Japón y con China. Lo que Ud. señala sobre la visita  del Ministro Kono en Brunei y Singapur no es nada nuevo. Esto es lo que el gobierno japonés ha estado haciendo durante los últimos veinte años. En 2002, China anunció una nueva asociación con la ASEAN  para crear una zona de libre comercio, la zona de libre comercio ASEAN-China (ACFTA). Pocos años después, Japón hizo algo similar.

Algunos políticos japoneses están a favor del mantenimiento de un bloqueo político y económico japonés, estadounidense y surcoreano contra Corea del Norte. Sin embargo, a pesar del bloqueo, el régimen de Kim Jong-Un desarrolló la bomba atómica y se está acercando diplomáticamente a Corea del Sur. ¿No es hora de revaluar la línea dura hacia Corea del Norte y pensar en otra estrategia?

Lo que voy a decirle no es nada nuevo. El problema con Corea del Norte es muy complicado. No se trata de ejecutar una línea dura o de desarrollar un enfoque más amigable. Para entender esta complejidad no podemos situarnos en un sólo escenario estratégico. Debemos reconocer que las relaciones entre Tokio y Pyongyang no son bilaterales: estamos hablando de las relaciones entre Corea del Norte, Corea del Sur, Japón, los Estados Unidos y Rusia. No existen relaciones bilaterales en el noreste de Asia. Lo que Japón hace siempre se ve y se verá afectado por lo que China, EE. UU., Rusia y Corea del Sur hacen. No hay independencia para ningún jugador en esta región.

En cualquier caso, debemos reconocer el hecho de que China quiere que Corea del Norte sobreviva. Por su parte, EE.UU. quiere que Corea del Norte se vaya, pero no puede tomar medidas militares para hacerlo. Irak era un desierto plano y la acción militar era factible. Pero Corea del Norte es sumamente montañosa y hay muchas instalaciones militares subterráneas. Si los EE. UU. quieren detener al régimen de Kim Jong-Un, tienen que enviar tropas terrestres, luchar en una guerra de guerrillas y aceptar miles de sacrificios humanos. EE.UU. no está dispuesto a hacer eso. Tal vez en pocos años, los EE. UU. podrían desarrollar alguna acción desde el aire, como bombardeos o algo así.

Dado que China protegerá a Corea del Norte y EE.UU. no podrá hacer nada al respecto, Japón no tiene otra opción sino vivir en medio de la situación. Pareciera que el primer ministro Abe está tomando medidas duras, pero en realidad la política japonesa hacia Corea del Norte es una combinación de acciones duras y suaves. Hay muchos norcoreanos en Japón y siempre hemos tenido intercambios culturales, sociales y económicos con Corea del Norte. Tenemos intercambio social, pero no intercambio gubernamental. Hay que decir que con Corea del Norte no hay blanco ni negro, no hay un solo enfoque.

Hay 30,000 soldados y 15 bases militares estadounidenses en Corea del Sur. Esos números podrían representar una amenaza más importante para la seguridad nacional china que una Corea del Norte con misiles intercontinentales y ojivas nucleares. En un posible escenario de estabilización regional qué debería ser primero: ¿la desnuclearización del norte o la desmilitarización del sur?

Ninguna de las dos cosas va a ocurrir. Honestamente, no creo que los EE.UU. piensen seriamente en la desnuclearización de Corea del Norte. Creo que reconocen simplemente que semejante opción no es posible. Si EE.UU. o Japón quieren desnuclearizar a Corea del Norte deben emprender acciones militares, no sólo bombardear, sino también enviar tropas terrestres. Para hacer eso, muchos soldados estadounidenses y japoneses deben morir. El problema es que los contribuyentes estadounidenses y japoneses no quieren enviar a los jóvenes a las montañas de Corea del Sur para que mueran allí. Japón no tiene más remedio que vivir con la situación actual.

La migración japonesa a América Latina fue el factor más importante de las relaciones entre Japón y América Latina hasta que el comercio y la inversión se volvieron más importantes en la década de 1960. América Latina tiene la comunidad japonesa más grande del mundo, tanto de migrantes como de descendientes (están en Brasil, Perú, México, Paraguay y Bolivia). ¿Hay entre los japoneses una conciencia de esta relación con América Latina o es sólo un evento episódico que no recibe mucha atención?

América Latina fue un ángulo muerto para la diplomacia japonesa durante muchos años. Japón no puede solo enfocarse en China o Corea del Norte, sino que tiene que prestarle más atención a otras partes del mundo, incluyendo a América latina y a África. Está claro que el gobierno japonés tiene que expandir sus relaciones con los gobiernos latinoamericanos. Creo que las relaciones entre Japón y los países latinoamericanos son bastante buenas.

A principios de los años noventa, la llamada «tercera generación», es decir, los descendientes de japoneses en Brasil y Perú vinieron a Japón a trabajar. Eran los descendientes de japoneses que viajaron a América Latina hace un siglo, es decir, los nietos de la primera generación de migrantes. Al principio, se suponía que el viaje sería temporal, pero después decidieron quedarse. Hoy en día, entre Tokio y Osaka, y en los alrededores de Sendai, hay algunas ciudades donde viven los latinoamericanos descendientes de japoneses. Representan una gran parte de la población de estas ciudades y es bastante interesante porque si se va a esos lugares se puede escuchar a personas que hablan portugués y español en las calles.

No se trata de una cuestión social importante, pero creo que los japoneses aceptaron el hecho de vivir con estas terceras generaciones procedentes de América Latina y creo que la situación es bastante amistosa.

El primer ministro Shinzo Abe realizó en el 2014 una gira latinoamericana que incluyó visitas a México, Colombia, Chile y Brasil. ¿Qué razones motivaron ese viaje?

La energía es un tema muy importante para Japón. Somos un país pequeño y tenemos que traer la energía de los países extranjeros. Es por eso que tenemos una diplomacia energética, y este tipo de diplomacia ha sido una tarea importante para el primer ministro Shinzo Abe. América Latina es un lugar importante para obtener minerales  como cobre, mineral de hierro, zinc, etc.

¿Cuáles son las posibilidades de cooperación e inversión de Japón en los países de América Latina?

Las empresas de Japón están bastante presentes en los países de América Latina y Japón está expandiendo su red en ellos. Pero nuestra diplomacia está muy limitada a los problemas  con China , el Nordeste asiático, los EE.UU. y la Unión Europea. En este sentido, creo que Japón tiene que hacer un esfuerzo adicional para expandir su red y fortalecer la asociación con los países latinoamericanos.

Para Japón, la comida se está convirtiendo en un tema muy importante porque la agricultura japonesa está disminuyendo lentamente y tenemos que encontrar en algún lugar alimentos. No tenemos otra opción. Creo que en el siglo XXI América Latina será una posibilidad cada vez más importante para importar comida.