Las ganancias marginales (marginal gains) son un término al que sus derechos de autor pertenecen al Team Ineos, el equipo de ciclismo más poderoso del planeta. Son aquellos pequeños detalles que marcan ligeras diferencias: un 0,5 % de mejora en el rendimiento. En el plano detalle parecen números insignificantes, pero en el general, ya todos en conjunto, pueden marcar un 10 % de beneficios con respecto a los rivales.

Esa obsesión por los pequeños detalles es el secreto de Óscar Sevilla. No solo para mantenerse vigente sino para seguir siendo el mejor. El español cumplió ayer 43 años de vida y los celebró proclamándose campeón del Clásico RCN. El cuarto de su historial: igualó a Lucho Herrera y quedó a uno del más veces ganador: Rafael Antonio Niño (5).

Los gestos hablan por sí solos. Ocurrió el sábado antes de la última etapa, una cronoescalada de 12,5 kilómetros con un trazado muy exigente de alta montaña en el cerro del Cristo Rey de Cali. ¿Cómo la preparó? El sábado en la tarde, luego de correr la novena etapa, la hizo. Y el día definitivo madrugó a las 5:00 a.m. a subirla con su entrenador José Julián Velásquez. Quería quedar más tranquilo. No sabía qué bicicleta escoger: si la de crono o la de ruta. Al final se decantó por la segunda con el manubrio adaptado. ¡Hizo tres veces la misma etapa en menos de 24 horas! Ese es Óscar Sevilla.

“La primera la hice en tenis, dejé las zapatillas. Lo hice para definir qué bici utilizar. Quería usar la más conveniente; al final podía equivocarme, pero quería estar más seguro. La noche anterior no dormí nada pensando en la contrarreloj, en las curvas, el hueco. Pero eso es lo que me tiene vivo: el estrés. Esas mariposas que me llegan al estómago. Son pequeñas cosas que definen a los campeones”, apuntó el español en diálogo con El Espectador.

Para Óscar Sevilla hay un coctel de tres ingredientes fundamentales para mantenerse vigente en el ciclismo. El primero es obvio a los ojos de todos: que el cuerpo responda a las exigencias. El segundo es la cabeza: la motivación para entrenar y tener una dieta estricta de alimentación. Y el último es el más importante: el apoyo de su familia. De Ivonne, su mujer. Y sus dos hijas, Luna y Mia.

“Ellas me consienten, para nada me ponen obstáculos. Yo les digo: ‘voy a dejar de correr’. Y me dicen: ‘No, no, sigue más’. Es un factor de cosas, puedo tener mucha ilusión, pero si el cuerpo no da, chao. Puedes tener ilusión y el cuerpo, pero sin una familia que te apoye, también chao”.

Y es aceptar con cariño los momentos perdidos. “Al final es aprender a vivir. Llega navidad y la gente comiendo natilla y buñuelos. ¿Y tú? Haciendo dieta. Es perderte la fiesta del colegio de tu hija. Cuando llegan triunfos como estos piensas en esos momentos. ¿Sabes? Ni siquiera triunfos. Momentos: en los que sabes que aportaste. Y ahí dices: ‘Valieron la pena esos días de lluvia, esa dieta, esas vacaciones que nunca fueron’. Son tiempos duros, pero tienen su recompensa”.

Sabe que el momento de decir adiós está cerca, pero anticipa que su vida seguirá ligada a la bicicleta. “Soy consciente de que está cerca mi retiro. En un año, dos, máximo. Creo que sería un buen instructor o director. No soy un tipo egoísta, quiero enseñar lo que sé. Tampoco me quita el sueño si no lo consigo, pero de poder elegir, lo haría”, reconoce el tres veces ganador de La Vuelta a Colombia.

“Muchas veces es él el que lleva la batuta de la dirección del equipo, el técnico no puede estar pendiente de todas las situaciones de carrera, y asume ese rol. Es impresionante su profesionalismo, es extrañamente meticuloso. Esas cosas son las que hacen la diferencia, a comparación de muchos jóvenes, que sí, son muy buenos, pero él es el que sigue en la cima”, apunta Raúl Acosta, mecánico del Team Medellín.

Este es el momento más especial en la carrera de Óscar Sevilla. “No soy un chaval que se acapara con el pánico escénico, con miedo del qué dirán. Yo ya corro es por pura pasión, no por obligación. No tengo estrés, solo disfruto. Hoy ya no me mata ganar. Tú puedes tener 30 años o 28 y sentirte viejo: te molesta cuidarte, te da pereza entrenar. Es lo que yo les digo a los jóvenes: que el tiempo que corran lo elijan ellos, pero el que lo hagan sean profesionales”.

Las ganancias marginales, la fórmula de Óscar Sevilla para mantenerse no solo vigente sino como el número 1. Un término que hay que aplicar no solo en el ciclismo, sino en la vida misma.