Primero fue su incursión en la lista de 23 de Argentina para el Mundial de Rusia. Hasta ahí todo normal. El premio a la labor hecha con River Plate, el reconocimiento al mejor arquero del momento en el fútbol argentino. Ya después llegó la mala noticia de la lesión de Sergio Romero, el titular indiscutible de Jorge Sampaoli, y las opciones de ser inicialista con su selección aumentaron. Una semana de locos para Franco Armani que, en menos de seis meses, pasó de figurar en Colombia con Atlético Nacional a pelear con Willy Caballero por estar en el arco de los actuales subcampeones del mundo.

“Estoy feliz y muy entusiasmado. Tenía mucha fe de poder estar en el Mundial y gracias a Dios se dio. Es el premio a tanto sacrificio y tanta entrega”, las palabras del guardameta en diálogo con la página oficial de River Plate, sus primeras palabras luego de conocerse que tenía tiquete a Rusia 2018.

Por respeto, por cordialidad y por mantenerse lejos del tema, Franco no habló del tema Sergio Romero, de la lesión que deja al portero del Manchester United fuera. Sí se refirió al momento que, para él, fue clave para aparecer en el radar de Sampaoli, para que ahora pueda luchar, de la mejor manera, con Caballero y Nahuel Guzmán por llevar el número 1 en Argentina, “El partido contra Boca Juniors, por la final de la Superliga, fue el despegue no solo en lo personal sino en lo grupal”, dijo haciendo alusión al encuentro que terminó 2-0 a favor para los dirigidos por Marcelo Gallardo.

“Me sirvió mucho para despegar, para empezar una buena racha de triunfos y para seguir haciendo bien mi trabajo”, concluyó el arquero de 31 años que, en una sola temporada, demostró que tiene el talento y la capacidad para proteger a un equipo que tiene en la delantera nada más y nada menos que a Lionel Messi.