Al menos 16 personas, entre ellas un chino y un filipino, murieron y decenas resultaron heridas este lunes en un atentado con bomba ante un popular santuario hindú de Bangkok, según la policía y servicios de emergencia tailandeses.
La explosión se produjo hacia las 18H30 locales (11H30 GMT), en un momento en que se concentraban feligreses y turistas junto al templo.
«El balance de muertos es de 16», dijo a la AFP portavoz de policía Prawut Thavornsiri. La policía precisó que entre las víctimas hay un ciudadano chino y uno filipino.
Anteriormente se había dado un balance de 10 muertos.
El centro de emergencias indicó, por su parte, que más de 80 personas resultaron heridas en la potente explosión, que tuvo lugar en hora punta en una arteria del centro de la ciudad.
En el hospital de Chulakongkorn, uno de los centros médicos de los alrededores, se registraron escenas de caos.
La bomba estalló ante el templo de Erawan, en el distrito de Chidlom. En la calle quedaron esparcidos fragmentos de cristal, constató un reportero de la AFP.
«Fue una bomba, creo que estaba dentro de una motocicleta (…) Era muy grande, mire los cuerpos», contó a la AFP un socorrista voluntario que no quiso proporcionar su nombre.
Según informaciones de la prensa, un segundo artefacto fue desactivado en la zona poco después de la explosión, pero no hubo confirmación oficial al respecto.

    – «Contra los extranjeros» –
Aunque nadie clamó la autoría del ataque inmediatamente después, las sospechas se dirigen principalmente a las rivales facciones políticas del reino.
Tailandia es un país profundamente dividido tras casi una década de violencia política, repetidas protestas callejeras que acabaron con muertes y explosiones de bombas, aunque ninguna del calibre de la de este lunes.
Muchos analistas predijeron una oleada de ataques tras el golpe de Estado militar de mayo del año pasado, que derrocó al gobierno civil liderado por Yingluck Shinawatra.
El ministro de Defensa, Prawit Wongsuwong -un exgeneral considerado uno de los autores del golpe-, afirmó que el atentado, perpetrado con una «bomba de TNT», tenía como blanco «los extranjeros y así dañar el turismo y la economía» de Tailandia.
El ex primer ministro Thaksin Shinawatra, exiliado y hermano de Yingluck, está en el epicentro de la división política.
Partidos liderados por él, por su hermana o por sus partidarios han ganado todas las elecciones desde 2001, gracias a los votos del norte y el noreste rurales. Por el contrario, la élite monárquica de Bangkok detesta a Thaksin Shinawatra.
Tailandia también se enfrenta a la insurgencia en las provincias del sur, cercanas a Malasia y de mayoría musulmana, donde más de 6.400 personas, fundamentalmente civiles, fueron asesinadas.
En el conocido como el Sur profundo, las bombas son una realidad casi diaria, junto a los tiroteos y las emboscadas de las fuerzas de seguridad.
El conflicto que afecta la región, por el que los rebeldes locales piden mayor autonomía del Estado tailandés, ha permanecido muy focalizado, y nunca ha habido un ataque insurgente fuera de la región del sur.