El candidato opositor a la Presidencia de Haití, Jude Celestin, renunció este martes oficialmente a participar en los comicios del próximo domingo, mientras que un miembro del Comité Electoral Provisional (CEP) se declaró en rebeldía contra la entidad, en una jornada de violentas protestas.

«Yo no voy a participar en un golpe de Estado electoral, lo que viene el próximo domingo es un golpe de Estado electoral contra el país», dijo el político, que arremetió contra la comunidad internacional por tener doble moral, al insistir en celebrar unas «elecciones ilegales» y por considerar a Haití como «como un país de segundo nivel».

Este domingo 24 está prevista la celebración de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, cita que ya se ha pospuesto dos veces desde la convocatoria original, el 27 de diciembre pasado, y la renuncia de Celestin obligará, previsiblemente, a aplazarlas de nuevo.

Según la Ley electoral, el candidato que renuncie será sustituido por el tercero más votado en la primera vuelta, celebrada el 25 de octubre pasado, que fue Moise Jean Charles, pero este tampoco tiene intención de concurrir y no se pueden celebrar comicios con un solo candidato, en este caso, el oficialista Jovenel Moise.

Al faltar tan solo seis días para los comicios, no hay tiempo de modificar todo el material electoral para sustituir el nombre de un aspirante por otro en las papeletas, de forma que toma fuerza la posibilidad de aplazamiento.

Poco antes de que se hiciese pública la carta oficial de renuncia de Celestin enviada al CEP, Jaccéus Joseph, miembro de este ente electoral, anunció que, como gesto de rebeldía, no participará en la realización de la segunda vuelta presidencial, lo que inhabilita, de momento, al organismo para firmar las actas de los comicios.

En una carta, Joseph se declaró en rebeldía contra el Consejo por no aplicar las recomendaciones realizadas por una comisión de evaluación ante las reiteradas denuncias de fraude por parte de la oposición.

Por decreto electoral, el CEP debe tener operativos a dos terceras partes de sus miembros para dar validez a los resultados de las votaciones, pero al entrar Jaques en rebeldía y no formar parte del proceso, ahora solo cuenta con cinco de sus nueve integrantes, puesto que ya han renunciado dos y un tercero fue suspendido por presuntamente aceptar un soborno.

De celebrarse los comicios, el organismo no tendría potestad para firmar los resultados a menos que reemplace a estos miembros y sume un mínimo de seis.

Estas dos circunstancias se producen en una jornada en la que la violencia callejera volvió hoy a las calles de varias ciudades haitianas, entre ellas Puerto Príncipe, donde miles de personas se manifestaron contra las elecciones y el Gobierno.

Algunos de los participantes en la protesta lanzaron piedras contra diversos vehículos y el mobiliario urbano y, además, quemaron neumáticos y varias calles principales fueron bloqueadas con piedras.

La manifestación fue convocada por la oposición política haitiana en contra del fraude que consideran se cometió en las dos citas electorales del país en 2015.

La primera vuelta de las presidenciales se celebró el 25 de octubre y como resultado de las mismas debían concurrir este domingo el candidato oficialista Jovenel Moise y el opositor Jude Celestin.

La marcha se produjo solo horas después de que desconocidos quemaran esta madrugada varias oficinas electorales situadas en el norte del país.

A lo largo de la misma se pudieron oír llamamientos a «una revolución» para sacar del poder al presidente, Michel Martelly, quien deberá entregar el gobierno el próximo 7 de febrero, el mismo día en que se iniciará el carnaval, según informó hoy el Gobierno.

La oposición tiene previsto continuar con las movilizaciones estos días, en los que no deja de cobrar peso la teoría del aplazamiento, que ha provocado que el ambiente electoral sea prácticamente nulo en las calles de Puerto Príncipe, donde los ciudadanos realizan sus actividades normales, aparentemente, ajenos a la crisis política que afecta el país.

Las dudas de la oposición sobre los resultados de esos comicios, celebrados junto a los locales y a la segunda vuelta de las legislativas, obligaron a Martelly a crear una comisión independiente para evaluarlos y, tras días de reuniones, la misión estableció que hubo «serias» irregularidades en el proceso.