Es probable que los problemas que afligen al ejército ruso en su fallido intento de tomar Kiev, la capital de Ucrania, continúen durante la siguiente fase de la guerra, según analistas independientes, lo que le da al ejército ucraniano una oportunidad de repeler a la fuerza invasora.

Los grandes ejércitos combaten con una organización firme y una jerarquía estricta, con múltiples niveles de comando que garantizan que las fuerzas de gran tamaño puedan moverse de manera coordinada, pero durante la invasión actual, afirman analistas y funcionarios estadounidenses, el ejército ruso ha abandonado esa estructura. Ha formado grupos tácticos de batallones compuestos por 800 elementos. Además, para poblarlos, combinó unidades que no habían trabajado juntas antes y desmanteló los niveles medios de su estructura de comando en el campo de batalla.

Esas decisiones contribuyeron a los problemas de logística y comunicación que obstaculizaron al ejército ruso, lo que condujo a su derrota en la batalla por Kiev y exhibió debilidades graves en sus fuerzas, según señalaron analistas externos.

Tanto gobiernos aliados como analistas independientes vieron al ejército ruso desempeñarse bien en ejercicios militares a gran escala, que Moscú lleva a cabo cada año. Sin embargo, esas resultaron ser actividades programadas y ensayadas, no prácticas reales destinadas a mejorar al ejército. “Las fuerzas militares rusas parecen haber sido un ejército Potemkin, en el sentido de que en realidad estaban optimizadas para verse bien en ejercicios de entrenamiento, no para combatir bien”, opinó Frederick W. Kagan, experto militar en el Proyecto de Amenazas Críticas del American Enterprise Institute.

Las fuerzas rusas, tanto en la lenta, pero en general exitosa lucha por la ciudad sureña de Mariúpol, como en la fallida batalla por Kiev, han sido apaleadas y debilitadas. Pero en lugar de descansar, reforzarse y reequipar a sus fuerzas, Moscú insiste en avanzar para intentar ganar en el este.

Algunas fuerzas rusas están comenzando un esfuerzo para rodear a las fuerzas militares ucranianas que están en posiciones atrincheradas en el área del este, conocida como el Donbás. El ejército ruso parece estar intentando asegurar triunfos en el campo de batalla (incluida la captura total de las regiones, u óblasts, de Donetsk y Lugansk) antes del 9 de mayo, cuando Moscú efectúa su celebración anual de la victoria en la Segunda Guerra Mundial.

“No están haciendo la pausa que sería necesaria para recohesionar estas fuerzas, tomar una semana o dos para detenerse y prepararse para una ofensiva más amplia”, mencionó Mason Clark, analista en el Instituto para el Estudio de la Guerra. “Es probable que sean capaces de tomar algo de territorio. No pensamos que sean capaces de capturar todas las óblasts en las próximas tres semanas”.

Aunque el terreno en el este de Ucrania es más abierto, es probable que la tierra suave y lodosa obligue a los tanques rusos a usar caminos existentes, como ocurrió durante el avance hacia Kiev, lo que hará sus movimientos más predecibles y sencillos de impedir.

Si los suministros de Occidente continúan llegando a Ucrania, su ejército podría ser capaz de contraatacar a los rusos, afirmó Kagan. “Es muy posible que el ejército ucraniano, si recibe los recursos apropiados con el tiempo, logre hacer retroceder mucho al ejército ruso”, concluyó.