El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, da su visión sobre la retirada de Estados Unidos de Afganistán. Una decisión a la que, con pocos reproches, le llueven críticas por la forma en la que se hizo y por lo caótico que resultó para el país y los afganos.

Acabar la última “guerra eterna” surgida de los atentados del 11 de septiembre de 2001 fue una de las mayores promesas electorales de Biden. Y la idea era abrumadoramente apoyada por la opinión pública: tras 2.356 muertes de militares estadounidenses, muchos miles de heridos y un gasto estimado de 2,3 billones de dólares, la ofensiva en Afganistán era una tarea indiscutible.

Sin embargo, para muchos la retirada, que culminó con un solitario avión despegando a medianoche de Kabul con las últimas tropas y diplomáticos, realmente equivale a una derrota impactante. Los talibanes celebraron la salida de EE. UU. con disparos al aire y un desfile. Biden, dueño de esa derrota, se encuentra ahora en un territorio políticamente peligroso.

Este martes, horas después de la salida definitiva de Afganistán, el presidente estadounidenses le envió un mensaje al Estado Islámico (EI,) autor de los atentados terroristas en el aeropuerto de Kabul: “Seguiremos luchando contra el terrorismo en Afganistán y otros países”, dijo Biden. “Y a EI-K: aún no hemos terminado con ustedes”, agregó.

En un discurso de casi media hora, el mandatario estadounidense afirmó que “con coraje, profesionalismo y resolución incomparable”, las tropas llevaron a cabo la evacuación de 120.000 ciudadanos estadounidenses, aliados y afganos. “Ahora, nuestra presencia militar de 20 años en Afganistán ha terminado”, agregó. Resaltando la magnitud de las operaciones de evacuación, Biden afirmó que “ningún país ha hecho algo parecido en toda su historia. Solamente Estados Unidos tenía la capacidad en el mundo de poder hacerlo, y lo hicimos”.

El presidente estadounidense reconoció haber creído en el supuesto de que los 300.000 miembros de las fuerzas de seguridad afganas, que “capacitaron y entrenaron en los últimos 20 años”, serían un adversario fuerte en la guerra civil contra los talibanes y que el gobierno afgano iba a soportar el retiro de los militares. Sin embargo, ese pensamiento “no fue preciso”. Entre tanto, el jefe de Estado exaltó el trabajo del equipo de Seguridad Nacional, “que se preparó para todas las eventualidades, incluida esta”, así como el de los países aliados. A lo largo de su intervención, Biden enfatizó en que la operación conjunta permitió la evacuación de más de 5.500 estadounidenses, además de la de miles de ciudadanos y diplomáticos más, procedentes de diferentes latitudes del mundo.

Biden aseguró tener un compromiso con los estadounidenses que no han podido salir de territorio afgano, gestionando las vías diplomáticas para sacarlos de allí, y recuerda el pronunciamiento que desde Naciones Unidas se hizo, dirigido a los talibanes, con respecto al respeto a la libertad de movimiento y a los compromisos que ellos adquirieron públicamente sobre la salida de las personas que quedan en Afganistán.

La guerra más larga

“Fuimos a Afganistán por los terribles ataques que ocurrieron hace 20 años. Eso no justifica que sigamos allí en 2021”, dijo Biden. “Es tiempo de acabar la guerra eterna”, insistió durante la lluvia de críticas por el caótico retiro.

La guerra más larga de Estados Unidos acabó en mitad de la noche afgana. El último vuelo, un gigantesco C-17 cargado con tropas y el embajador de Estados Unidos, dejó el aeropuerto de Kabul un minuto antes de la medianoche local, previo a la fecha límite del 31 de agosto fijada por el presidente Joe Biden.

Más de 120.000 personas huyeron en un accidentado puente aéreo del estricto régimen impuesto por los talibanes, que retomaron el poder 15 días antes, dos décadas después de ser derrocados por una coalición liderada por Estados Unidos.

Afganistán, que ya había rechazado al imperio británico y la Unión Soviética, reservó así la misma suerte a la mayor superpotencia moderna.

Después de dos semanas de vuelos de evacuación, un esfuerzo titánico empañado por un atentado suicida que mató a 13 militares estadounidenses y decenas de afganos, Biden que el Pentágono y el Departamento de Estado anunciaron el final de la intervención el lunes.

Y cuando el Pentágono anunció que el último avión había partido de Kabul, Biden emitió sólo una declaración escrita pidiendo una “oración de agradecimiento” a las fuerzas estadounidenses.

¿Victoria o derrota?

Hasta 200 ciudadanos estadounidenses pueden haber quedado varados en suelo afgano por no haber podido llegar al aeropuerto de Kabul. Y el hecho de que toda la evacuación se hizo porque los talibanes lo permitieron fue una dolorosa constatación de la realidad.

Para el presidente, esto no fue un fiasco, sino un audaz escape de una pesadilla. El choque de narrativas podría determinar el mandato del demócrata, y su discurso desde la Casa Blanca será su oportunidad para defender sus argumentos.

“La gente está disgustada porque sus altos dirigentes le han defraudado. Y ninguno de ellos está levantando la mano y aceptando la responsabilidad o diciendo: ‘Lo estropeamos’”, dijo el teniente coronel de Marina Stuart Scheller.