Fue en el partido de vuelta entre Envigado y Pasto por la promoción de 2010, en el estadio Polideportivo Sur. Los gritos de la hinchada pidiendo a Juan Fernando Quintero, figura en la ida, hicieron que el técnico Pedro Sarmiento lo mandara a la cancha, con el partido 2-0 a favor y con la permanencia en la A casi asegurada. Ese día, Juanfer tocó la pelota con Néider Morantes y dejó a un rival atrás, hasta que Germán Mera, un defensor rústico, levantó al juvenil de 17 años como un toro desbocado y le rompió la tibia y el peroné de la pierna derecha. La imagen, que genera escalofríos por la forma en la que voló Quintero, vino acompañada por el lamento del volante, por los reproches a sí mismo y por el “por qué a mí, Dios”, que se escuchó en la tribuna cuando un grupo de paramédicos lo sacaba de la cancha para llevarlo a una clínica. “Es que la gente es impaciente. Estoy cuidando al pelao y empiezan a pedirlo. Conozco estos partidos y sé que se ponen calientes. Y mire, lo metí y lo partieron”, dijo el entrenador, con tono regañón y molesto por lo sucedido.

Cuando sucedió eso, Jafet Orejuela estaba con la selección de Colombia Sub 17 y, frente a las lágrimas de Quintero en televisión, lo único que sintió fue la impotencia de no poder estar ahí. El kinesiólogo del equipo naranja sería el encargado de la última fase de recuperación del que en ese momento era el mayor prospecto del club antioqueño, el que venía para tomar el legado de James Rodríguez. “La primera parte fue la de fisioterapia. Cuando me lo entregaron a mí, pasé más tiempo con el muchacho. Le hice la última fase de la recuperación, que conllevó mucho trabajo con balón, de cambios de dirección, de fuerza y de potencia. Todos los días se hacía algo diferente, con lo que se necesita para un futbolista cuando vuelve a la cancha”, le dijo Orejuela a El Espectador.

Desde que Juan Fernando tenía diez años y estaba en las escuelas de formación del Envigado buscaba a Jafet para bromear mutuamente y fortalecer una amistad que hoy en día permanece tan vigente como el talento del 10 de River Plate, que el pasado domingo se rompió el ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda, durante el partido contra Independiente, en lo que es la segunda lesión grave de su carrera. De la primera, le relató a este diario Orejuela, Quintero tuvo una recuperación rápida, en tiempos antes de los establecidos, gracias a su juicioso trabajo y su deseo de volver rápidamente al césped.

Juan Fernando llegaba antes de las 8 de la mañana a trabajar con Jafet. Se entrenaba durante hora y media, mientras a su lado practicaba el resto del plantel profesional. En ocasiones, el que hoy en día sigue siendo el kinesiólogo del Envigado le aumentaba las cargas, y el zurdo se quejaba. “Él era muy intenso en que quería estar jugando rápido. Siempre fue muy disciplinado en su recuperación. A veces me pedía que le diera más suave, y le decía: ‘Tranquilo, que cuando usted se recupere se va a ir rápido de acá’. Él lo entendía y siempre que terminaba el trabajo del día se iba a descansar, porque al otro día debía continuar”, agregó Orejuela.

Y así sucedió. Juanfer se fue a Atlético Nacional y después al balompié europeo. No se olvidó de su amigo Jafet, el hombre que lo ayudó a volver a jugar con la confianza requerida para deleitar con la pelota en sus pies. Lo invitó a su matrimonio y al cumpleaños de su mamá, y cada vez que viaja a Medellín se reúnen para continuar compartiendo momentos especiales. Orejuela nunca vio llorar a Quintero, pero sí lo ha observado cientos de veces realizando actos de un jugador inteligente, fuerte y que es consciente de sus condiciones.

Orejuela viaja hoy a Lima con la selección de Colombia Sub 17, que participará en el Suramericano de la categoría, pero no se olvida de Quintero. Después del suceso del domingo, junto con Héctor Cárdenas, entrenador del combinado juvenil, y los jugadores que lo integran, le envió un mensaje de aliento a Juan Fernando. “No nos ha contestado, pero sé que volverá más fuerte. El día que se murió el abuelo le mandamos un saludo y al ratico nos respondió”, afirmó el amigo del hombre que anotó el gol más importante en la historia de River, el segundo contra Boca Juniors en la final de la Copa Libertadores disputada en Madrid.

Durante la lesión sufrida por Quintero en el Envigado, su entrenador era Pedro Sarmiento. El técnico paisa estuvo al tanto de la recuperación y quedó asombrado con la rapidez con la que volvió a las canchas. “Sarmiento y el médico Carlos Mario Muñoz, quien también participó en ese proceso de Juanfer, estuvieron muy pendientes. El profe Pedro siempre me preguntaba mucho por él”, aseguró Jafet.

Los enganches de Juan Fernando Quintero Paniagua tardarán en regresar a los terrenos de juego. Tendrá entre seis y ocho meses de recuperación. Sus pases filtrados se ausentarán un tiempo, que parecerá muy largo. Sus golazos de tiro libre no estarán en los partidos amistosos de la selección de Colombia de mayores, que enfrentará a Japón y Corea del Sur los días 22 y 26 de marzo, respectivamente. Tampoco estarán en la Copa América de Brasil y dependerá de sus compañeros en River para que su magia se pueda observar en las últimas instancias de la Copa Libertadores. El fútbol lo extrañará y se alegrará cuando vuelva a tocar la pelota. Pero, como él dice, “esto se cura con amor y fe”.