Harris es el cargo estadounidense de mayor rango en visitar Manila desde la llegada al poder de Ferdinand Marcos Jr. en junio y su viaje augura un estrechamiento de los vínculos entre ambos aliados, cuyas relaciones se enfriaron durante el mandato del expresidente Rodrigo Duterte, cercano a China.

La vicepresidenta estadounidense también se reunió con su par filipina, Sara Duterte, hija del antiguo líder, cuya mortífera guerra contra la droga es objeto de una investigación internacional. “Estamos con ustedes en la defensa de las leyes y normas internacionales con relación al mar de China Meridional”, dijo Harris a Marcos al inicio de su reunión en el palacio presidencial de Manila. “Un ataque contra las fuerzas armadas de Filipinas, un buque o un avión (…) en el mar de China Meridional implicaría un compromiso de defensa mutua (…). Ese es nuestro compromiso indefectible con Filipinas”, afirmó Harris. Marcos indicó que “no ve un futuro para Filipinas que no incluya a Estados Unidos”.

Washington ha mantenido una larga y compleja relación con Filipinas y la familia Marcos. El patriarca y padre del actual presidente dirigió durante dos décadas esta antigua colonia estadounidense de forma dictatorial, con el respaldo de Washington, que lo veía como un aliado en la Guerra Fría.

Ahora, la Casa Blanca quiere reimpulsar su alianza de seguridad con Manila bajo la presidencia de su hijo, incluyendo un tratado de defensa mutua y un pacto de 2014 que permite a Estados Unidos almacenar equipamiento de defensa y provisiones en cinco bases filipinas. Este acuerdo, de acrónimo EDCA, quedó paralizado con Duterte, pero ahora ambos países quieren acelerar su implementación.

El martes, Harris visitará la isla filipina de Palawan, que está justo frente a las aguas disputadas del mar de China Meridional. Beijing reivindica la soberanía de casi todo este mar, en conflicto con Filipinas, Vietnam, Malasia y Brunéi.