El gobierno groenlandés ya le dijo a Donald Trump, presidente de Estados Unidos, que su territorio no está en venta. En 2019, el magnate republicano intentó comprar Groenlandia, la isla más grande del mundo que además alberga la única capa de hielo fuera de la Antártida, pero su oferta fue rechazada generando burlas tanto dentro de su país como en el exterior. Sin embargo, eso no significó que Groenlandia no esté dispuesta a recibir ayuda estadounidense.

La administración Trump ha acordado proporcionar un paquete de ayuda económica de US$12,1 millones a Groenlandia para el “desarrollo sostenible de la isla”, centrado en el impulso del sector energético y de explotación de recursos naturales, así como la expansión del intercambio educativo entre ambos territorios y el impulso de la industria turística groenlandesa.

Esta buena noticia confirma que nuestro trabajo en la construcción de una relación constructiva con los Estados Unidos es fructífero. Es positivo que la mayor cooperación entre Groenlandia y los Estados Unidos se refleje en resultados tangibles en la forma de financiamiento para proyectos en Groenlandia», dijo el primer ministro de Groenlandia, Kim Kielsen.

Además, Estados Unidos abrirá un consulado en Groenlandia a más tardar en septiembre, según comunicó el Departamento de Estado. Aunque más de una docena de países ya cuentan con servicio consular en la isla, como Canadá y Corea del Sur, Estados Unidos dejó de tener una misión consular en este territorio desde 1953, luego de haber mantenido una en Nuuk, capital groenlandesa, por 13 años como parte de su estrategia para contener la expansión nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

“Es un buen oficio diplomático pasado de moda diseñado para mejorar nuestro compromiso. La presencia es importante. Es más fácil tener buenas relaciones y comunicarse cuando estás en algún lugar en el terreno. Y es una política inteligente para nuestros aliados y la gente de los Estados Unidos”, dijo un diplomático estadounidense a la ABC.

Sin embargo, las pretensiones de Trump por anexar el territorio groenlandés han generado sospechas y escepticismo entre decenas de funcionarios de Groenlandia, que ven con cautela e incluso con indignación el paquete de ayuda que les será entregado. Muchos de los aliados y opositores del gobierno de Kielsen se han opuesto a la ayuda. Søren Espersen, miembro del Partido Popular Danés, dijo que los intentos de aumentar la ayuda eran «insultantes», y consideraba que la ayuda económica era “para los países en desarrollo”.

Para la oposición groenlandesa, la ayuda podría ser una de las herramientas que tiene Trump para adentrarse en el territorio y ganar más participación allí. Groenlandia, que se hace rico en minerales a la vez que el cambio climático descongela la capa de hielo que la cubre, es un tesoro secreto con un potencial económico sin explotar.

El interés de Trump en Groenlandia proviene de su abundancia de óxidos de tierras raras, nombre común que se le da a una pequeña lista de químicos. Según Mining Technology, Groenlandia posee el segundo mayor depósito de óxidos de tierras raras y uranio, que son necesarios para la tecnología de fabricación. En la actualidad China proporciona el 95% del suministro mundial de tierras raras y con la carrera entre este país y Estados Unidos por el liderazgo económico, el interés de Washington por asegurar el suministro de estos minerales y químicos es muy comprensible.

Groenlandia también se convertirá en un futuro cercano en un punto de acceso geopolítico, pues otros países, como China, han mostrado interés en poner sus instalaciones mineras y aeropuertos en la región. Rusia, por otro lado, ha expandido drásticamente su huella militar en el Círculo Ártico con nuevas y restauradas bases y ejercicios militares, por lo que Estados Unidos buscará contrarrestar esa presencia y el “comportamiento agresivo y militarización del Ártico”, como la califica Carla Sands, embajadora estadounidense en Dinamarca.

La ayuda económica también ha despertado alarmas en Dinamarca, país del cual Groenlandia es una excolonia, y del que solo consiguió la autonomía hasta 1979. Para la oposición en Copenhague, Estados Unidos está trabajando para socavar “las relaciones entre Groenlandia y el Reino de Dinamarca”, considerando una agenda inaceptable. La relación de Groenlandia con Dinamarca ha sido tensa durante mucho tiempo.

La isla de 56,000 personas, cuya capital está más cerca de Washington que Copenhague, es autónoma en la mayoría de los aspectos. Pero Dinamarca maneja sus asuntos exteriores y seguridad, y existe un fuerte movimiento de independencia en suelo groenlandés, aunque este reconoce que hasta que la isla impulse su economía a través de su minería y del turismo, no podrá prosperar.

“Es imperativo que Estados Unidos no debilite las conexiones entre Groenlandia y Dinamarca. Esto podría sentar las bases para futuros acuerdos sobre cómo tratar con países externos que intentan recibir una parte de la prosperidad económica de Groenlandia. Debido a su falta de autonomía en asuntos exteriores y defensa, Estados Unidos debe asegurarse de que cualquier intento de cooperar y hacer acuerdos con Groenlandia se realice en colaboración con Dinamarca”, opina Paulina Colwell, politóloga de la Universidad Boulder de Colorado.

A pesar de la retirada de los Estados Unidos de la arena internacional bajo la administración Trump, su gobierno continúa observando intereses estratégicos, incluso en el círculo polar ártico, según explica Suzanne Lynch, corresponsal de The Irish Times en Washington. “A medida que el equilibrio global de poder continúa cambiando con el ascenso de China y una Rusia recién confiada, el Círculo Polar Ártico puede ser una región donde se disputan los intereses en competencia de las grandes potencias”, recalca.