Con tiroteos y bloqueos de calles, la situación en Nicaragua se deteriora en medio de la ola de violencia que deja, según algunas organizaciones, 145 muertos en casi dos meses, mientras el presidente Daniel Ortega aún no da señales que permitan retomar el diálogo nacional.

La expectativa se mantiene el martes, luego de que la noche del lunes se escucharan disparos y detonaciones en barrios de Managua y otras ciudades, donde los civiles acumulan alimentos por temor al desabastecimiento ante el bloqueo de las principales carreteras.

Los obispos católicos presentaron el jueves pasado una propuesta de democratización a Ortega y le pidieron responder por escrito en dos días para decidir si retoman el diálogo con la oposición para salir de la crisis que vive el país, pero el plazo se venció sin respuesta del mandatario.

La embajada de Estados Unidos reveló, en un comunicado, que Ortega y otros participantes en el diálogo tuvieron un encuentro con Caleb McCarry, representante del senador republicano Bob Corker, enviado a Managua el sábado para «abordar la severa crisis democrática» en este país.

Pero su visita hizo poco por cambiar la situación y la capital continúa semiparalizada por falta de transporte y el temor de los ciudadanos a quedar atrapados en el fuego cruzado en los bloqueos.

Fuerzas del orden y grupos de choque arremetieron en los últimos días contra los bloqueos, levantados para presionar al gobierno a dialogar.

«El objetivo es tener control de la vía Panamericana y dejar en esos lugares de forma indefinida a gente del gobierno para que no se vuelvan a levantar los bloqueos» opositores, dijo una dirigente de los manifestantes, que no se identificó.

Los ataques a manifestantes atrincherados en Sébaco, 90 kilómetros al norte de Managua, dejaron el domingo un muerto y daños en la unidad de policía, según el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) y las autoridades.

Las protestas contra el gobierno estallaron el 18 de abril contra una fallida reforma al sistema de pensiones, pero se extendieron en medio de una represión que ha dejado 145 muertos y más de 1.000 heridos, según el Cenidh.

– Transporte paralizado –

El bloqueo de casi 70% de las vías busca proteger a las ciudades de ataques de grupos paramilitares y presionar al gobierno para que acepte negociar una agenda para democratizar al país, según dirigentes del movimiento opositor.

Unos 6.000 furgones de carga de países de Centroamérica que están en tránsito por Nicaragua quedaron atrapados con mercadería en las carreteras del país, lo que genera pérdidas económicas, según transportistas de la región.

La operación contra los bloqueos comenzó la madrugada del lunes en la capital, donde pobladores pusieron barricadas de adoquines para protegerse de paramilitares que se desplazan en camionetas y disparan por las noches a todo lo que se mueve.

«¡No disparen, aquí hay niños!», «quieren quitar las barricadas a punta de balas», denunciaron en un video pobladores del barrio María Auxiliadora, uno de los siete lugares de la capital con presencia de antimotines.

La aerolínea estadounidense American Airlines canceló sus vuelos a Nicaragua programados para el lunes y martes por razones de seguridad debido a «los disturbios civiles» en el país centroamericano, según la web oficial de la compañía.

En tanto, la panameña Copa ofreció -por las mismas causas- a los pasajeros con boletos no utilizados facilidades para pedir un reembolso o cambiar la fecha de viaje sin penalidad, sin llegar a suspender vuelos.

La organización Pen Nicaragua reportó que al menos dos periodistas de medios internacionales fueron despojados de su equipo de trabajo mientras cubrían los incidentes, y un reportero nicaragüense fue asaltado en su casa después de recibir amenazas.

– Lejos de la realidad –

El ataque a un puesto policial en una comunidad de El Caribe por una banda de hombres armados, dejó tres muertos, entre ellos dos agentes y uno de los atacantes, además de cuatro heridos, informó la institución.

En León, 90 km al noroeste de Managua, grupos cívicos convocaron a un paro escolar y de labores por 24 horas para denunciar la escalada represiva del gobierno.

Entre jueves y domingo se reportaron seis muertos en Managua, Masaya, Sébaco, Jinotega y Mulukuku (región del Caribe norte) durante ataques de grupos irregulares y fuerzas antimotines a posiciones de pobladores atrincherados, según organismos de derechos humanos.

Las acciones represivas han continuado con igual o más intensidad luego del encuentro entre la jerarquía católica y Ortega.

Según el obispo Silvio José Báez, en ese momento le dijo al mandatario: «Usando solo el lenguaje de la represión en Nicaragua, se aleja cada vez más de la realidad, agrava la crisis política, el dolor del pueblo y se esfuerza en destruir el diálogo nacional».