¿Los temas de salud mental se convirtieron en “moda”? ¿las redes sociales han sido un pro o un contra? ¿la industria del entretenimiento ha ayudado a poner el tema sobre la mesa sin tabús? O ha tenido el efecto contrario… son muchas las preguntas que surgen a raíz de los problemas de salud mental y cómo actualmente las personas que tienen nuestra atención (cantantes, actores, creadores de contenido) han salido abiertamente a dar sus testimonios sobre las luchas contra depresión, ansiedad, bipolaridad, trastornos alimenticios, entre otros.

Y es que hace algunos años hablar abiertamente sobre salud mental no era algo común. Eran pocas las herramientas y la empatía de la sociedad ante algunas de estas patologías… había mucho miedo al rechazo, a ser juzgado, rechazado, e incluso agredido por exponerse ante el mundo, y de hecho, esto es algo que aún sigue pasando.

Eran pocos los que se animaban a hablar frente a una cámara o micrófono sobre lo desgastante y frustrante que resultaba luchar todos los días contra algo que muchas veces no se puede controlar… los estereotipos crecían cada vez más, hasta el punto de llamar a alguien “loco” por acudir a terapia psicológica o psiquiátrica. La cantidad absurda de mitos que existían (y aun existen) sobre este tema impedía de cierta forma que las personas se arriesgaran a pedir ayuda profesional, e incluso hablar con personas cercanas sobre el tema.

Se cree que las redes sociales actualmente son un arma de doble filo… por un lado, pueden utilizarse como una herramienta clave para exteriorizar, dar testimonio y hacer sentir cierto acompañamiento o empatía a otras personas que no se atreven a hablar de esto abiertamente, pero su exceso de información puede llegar a ser contraproducente. Antes de entrar en detalle es importante conocer la gravedad del asunto y entender su importancia, tanto en Colombia, como en el mundo entero.

¿Por qué es importante hablar de salud mental?

La OMS define la salud mental como “un estado de bienestar en el cual cada individuo desarrolla su potencial, puede afrontar las tensiones de la vida, trabajar de forma productiva y fructífera, y puede aportar algo a su comunidad”. Para las personas que no tienen este tipo de problemas, sonará normal el hecho de ser “productivo” o “afrontar las tensiones de la vida”, pero en el caso contrario, estas acciones cotidianas resultan siendo muchísimo más complejas.

Como dato importante, un informe de la OMS dice que el 4,7 % de los colombianos sufren de depresión, ubicando al país en una posición preocupante frente a otros países latinoamericanos. Así mismo, un informe emitido por Medicina Legal reveló que durante el 2021 y hasta julio de 2022 se suicidaron 4.159 personas en Colombia, de las cuales 1.714 eran menores de 29 años… un panorama gris que resulta ser consecuencia de miles de factores.

Los problemas de salud mental no distinguen de clase social, raza, ciudad, aspecto físico ni poder adquisitivo, algunas personas suelen pensar que aquellos denominados “privilegiados” por su poder adquisitivo, su éxito y su nivel de vida no batallan contra la depresión y la ansiedad. Es completamente falso, grandes personalidades de la industria del entretenimiento han utilizado su poder, sus redes sociales y sus números para demostrar que no son perfectos, y derribar ese estereotipo de que son “personas felices” todo el tiempo.

Celebridades, derribando el estereotipo de la “perfección”

En diciembre del año pasado, The New York Times publicó un texto escrito por la periodista Pamela Paul donde se cuestionaba fuertemente esta visión de perfección de dos artistas en específico, ambas con sus propios testimonios sobre los problemas de salud mental que han enfrentado: Selena Gómez y Taylor Swift.

En el texto, se menciona la combinación de perfección externa y vulnerabilidad emocional que se percibe como una característica propia del estrellato pop femenino contemporáneo. “En una pantalla vemos un glamur impecable, actuaciones con coreografías y vestuarios perfectos y sorprendentes muestras de lujo. En la otra pantalla, confesiones de ansiedad, trastorno de estrés postraumático, ataques de pánico e insomnio”, afirma el texto haciendo referencia al documental reciente de Apple TV+, “Selena Gómez: mi mente y yo”, que ofrece un retrato sincero de Gómez, ahora de 30 años, y sus experiencias con el trastorno bipolar, el lupus, la ansiedad y la psicosis, y también al último álbum de Swift llamado “Midnights”, donde canta sobre su depresión.

Paul cuestiona el significado de que muchas de las estrellas femeninas del pop actual, no solo Gómez y Swift, sino también Adele, Lady Gaga y Ariana Grande, expresen con sinceridad sus luchas contra la ansiedad, la depresión y los ataques de pánico. “Megan Thee Stallion escribió una canción llamada “Anxiety”, y creó una página web dedicada a la salud mental. Incluso Rihanna, parangón de la confianza en sí misma, admitió haber tenido uno que otro ataque de ansiedad. Muchas estrellas aseveran en publicaciones y entrevistas que el escrutinio público -de los seguidores, las reacciones negativas, los escándalos fabricados, las críticas, los detractores que no perdonan nada- les afecta”, comenta en su texto.

La perfección no existe, es un mito que está en nuestro subconsciente y que ha afectado a la sociedad actual de mil maneras. No solo en el mundo de la música se ve claramente esta presión, también en la actuación, el teatro, el deporte y otros campos llenos de gente exitosa, que al igual que nosotros, lidian con monstruos internos todos los días.

Los artistas y su impacto positivo

“Muchas veces me sentí triste, derrotada… cuestionaba todo el tiempo el por qué de mi existencia y sentía una tristeza tan profunda que me impedía hacer algo tan “normal” como pararme de la cama, prepararme algo de comer y estar lista para empezar el día. No quería nada, me sentía rara, como si algo no estuviera bien conmigo”, reveló Fernanda Vargas, estudiante de Artes Escénicas y fiel admiradora de Selena Gómez y Justin Bieber.

“Los amo no por su pasado como pareja, sino porque en parte escucharlos hablar de sus luchas internas me hizo entender que yo no estaba mal, que no estaba loca. Vi el documental de Selena hace poco y lloré cantidades porque me sentí identificada con muchas de las cosas que ella sentía”, comentó Vargas asegurando que era tan exigente con ella misma, que muchas veces no se sentía suficiente para nada de lo que hacía.

Muchas veces intentó hablar de lo que sentía con su mamá, pero no la escuchaba, o minimizaba sus sentimientos diciéndole que no era para tanto, que “mañana estaría mejor”… también trató de comentarlo con un par de amigos, pero no se sintió apoyada. “Recuerdo que en un momento traté de acercarme a mis amigos de la universidad, que solo son dos. Me sentía tan pesada, que sabía que esa sensación en cualquier momento se iba a salir de control”, reveló. “No se me va olvidar nunca de todo lo que me dijeron: “¿por qué te sientes así? Tan boba, si lo tienes todo”, “ahora todos tienen depresión, es una moda”, “seguro te va a llegar (el periodo)… me sentí invalidada por todos”.

Fue viendo “My Mind and me”, el documental de Selena, que Fernanda entendió que debía buscar ayuda, pero no con sus allegados, sino a nivel profesional. Lo había pensado antes, nunca se arriesgó, hasta que vio que su ídola habló del tema, y trató de verlo como lo que es: algo normal.

Irresponsabilidad y desinformación: la otra cara de la moneda

Se habló anteriormente sobre las redes sociales, cuestionando qué tan positivo o negativo es su alcance en este tema. Varios casos se han visto, sobre todo en cuanto a creadores de contenido que han salido a hablar sobre salud mental, pero de una forma poco responsable. Existe una diferencia entre dar un testimonio de vida, y hacer creer a un gran número de seguidores que el “influencer” está capacitado para dar asesorías o diagnosticar a las personas.

Existen dos casos recientes en Colombia: el primero, que se hizo viral por varios días en redes sociales, fue protagonizado por la “TikToker” “Salppicon”, una chica que mediante videos hacía pública la forma en la que llevaba su relación de pareja. No había nada de malo en eso, hasta que subió el famoso video de los requisitos que debía tener un hombre que quisiera estar con ella. Ese no fue el problema mayor en este caso. Ante la viralidad del video, se conoció que María Fernanda Rojas (nombre real de la creadora de contenido) daría “asesorías emocionales”, sin siquiera ser profesional en psicología o un campo similar, y cobraría por ello.

¿Quién regula esa irresponsabilidad? los mismos usuarios que son conscientes de que. para tratar temas o dar “asesorías emocionales” es una obligación ser profesional en el campo y contar con los conocimientos adecuados para llevar a cabo un trabajo ético.

Hace solo un par de días la influencer colombiana Paula Galindo, conocida en redes como Pautips subió un video hablando sobre su trastorno de conducta alimentaria (TCA) con un discurso espiritual que indignó a cientos de internautas. “Cuando recibes al espíritu santo en tu vida sabes que tienes dominio propio, que quiere decir que puedes desobedecer a Satanás, que puedes resistir al diablo y que resistiendo a sus ideas puedes salir de ahí y poco a poco esa llama del trastorno alimenticio que se ve tan fuerte, cada vez que tu dejas de alimentarlo, se va ir secando”, aseguró la “influencer”.

Sus afirmaciones fueron fuertemente criticadas no por sus creencias, sino por la connotación que estas pueden llegar a tener en sus más de 15 millones de seguidores. Son ejemplos claves de personas que usan las redes sociales para desinformar, y no lo contrario.

Testimonios que vale la pena escuchar

Estos son algunos documentales de diferentes celebridades que han contado su testimonio de manera responsable y que vale la pena ver:

Selena Gomez: ‘My Mind & Me’

Lady Gaga: ‘GAGA: FIVE FOOT TWO’

J Balvin: ‘The Boy From Medellin’

Billie Eilish: ‘The World’s A Little Blurry’

Demi Lovato: ‘Dancing With The Devil’

Shawn Mendes: ‘In Wonder’

Britney Spears: ‘Framing Britney Spears’

Avicii: ‘True Stories’

Justin Bieber: ‘Next Chapter’

Amy Winehouse: ‘AMY’