“Las luces se apagaron y no recuerdo más hasta ahora”, esas habrían sido las palabras de Ximena Suárez, azafata de la aerolínea Lamia y una de las seis sobrevivientes del accidente del avión del Chapecoense este lunes en la noche, cuando estaba cerca al aeropuerto José María Córdova de Medellín.
Las cortas palabras de Suárez las hizo públicas el gobernador de Antioquia, Luis Pérez, aunque fueron escuchadas por Victoria Eugenia Ramírez, secretaria de Gobierno de Antioquia, en la madrugada del martes cuando se encontraba en el cerro El Gordo (municipio de La Unión) donde ocurrió el incidente que dejó un saldo de 76 muertos (entre miembros del equipo brasileño, de la tripulación y periodistas).
A las declaraciones de Ximena Suárez, se suma la de otro de los tripulantes que sobrevivió. Se trata de Erwin Tumiriri, técnico de aviación boliviano, quien aseguró, según Fox Sports Argentina, que “sobreviví porque seguí los protocolos de seguridad. Ante la situación, muchos se levantaron de sus asientos y comenzaron a gritar. Puse las maletas entre mis piernas para formar la posición fetal que se recomienda en los accidentes”.

El equipo de fútbol brasileño Chapecoense estaba próximo a jugar el que sería su partido más importante: el de la final por la Copa Sudamericana con el Atlético Nacional. El encuentro estaba programado para este miércoles, pero tras la catástrofe, la Conmebol suspendió todos los partidos que estaban programados.

Luego de que se confirmara que en el avión estaban los jugadores del Chapecuense, los directivos del Atlético Nacional, como una forma de honrar la memoria de los fallecidos, le pidieron a la Conmebol que le diera el premio póstumo al equipo de Brasil, que por primera vez estaría en una final internacional, luego de haber ascendido a la primera división en el 2014.