Usted es la directora de “Un tal Alonso Quijano”, la primera película de la Universidad Nacional. ¿Cómo fue la experiencia de trabajar con estudiantes, de ser tutora?

Es una experiencia maravillosa desde todo punto de vista. Al comienzo daba un poco de temor, pero decidimos apostarle a la formación que se imparte en la Escuela de Cine y Televisión, y el resultado fue excelente, los chicos hicieron un gran trabajo, en el día a día fueron muy profesionales y el resultado se ve. Además del proceso de formación, poder compartir con ellos y suplir con ganas y energía lo que no teníamos en dinero fue una gran experiencia, no solo los chicos aprendieron, sino que también aprendí mucho de ellos.

¿La película es el resultado de clases o es el trabajo de grado de los estudiantes?

Es el trabajo de grado de un estudiante, Diego Gamma, el director de fotografía. Es una clase de práctica de la gran mayoría de los estudiantes y es el desarrollo de tres proyectos de investigación de la Escuela.

¿Dónde nació el guion de “Un tal Alonso Quijano”?

Cuando era estudiante de cine y televisión tomé en literatura una electiva que se llamaba Cervantes y el Quijote. El profesor era muy particular, llegaba a clase con el personaje, diciendo textos del Quijote, entonces empecé a fantasear que un día el profesor iba a entrar no solo con el Quijote en la voz, que llegaba caracterizado por completo, que pasó solo en mis fantasías, pero fue la semilla de este proyecto. Luego empecé a preguntarme por qué el profesor tendría este episodio de locura, y cuando logré encontrar la respuesta, relacionando esta historia con los eventos de nuestra realidad colombiana, ahí pude entender de qué iba y cómo tenía que contar esta historia.

La cinta se mueve en varios tiempos y varios géneros. ¿Cómo reflexiona sobre la “cara” y la “máscara”?

En la historia transitan varios personajes que tienen de fondo la misma angustia, no aceptarse o no aceptar su realidad, entonces se visten de otros para poder evadir el enfrentarse a lo que temen. El profesor Alonso quiere evadir su pasado, entonces se disfraza de don Quijote, Santos quiere dejar de ser el hombre corriente y se disfraza de Sancho Panza, Ferney quiere sacar a su familia de la pobreza, entonces se viste de seda y Lorenza, a quien Don Quijote ve como Dulcinea, se disfraza de punk para encajar en alguna parte.

¿La pandemia cambió el formato del estreno o inicialmente pensaron en estrenarla “online” y gratis?

Estábamos listos para estrenar en salas, pero cuando sobrevino la pandemia decidimos que podíamos ponernos a lamentarnos o podíamos aprovechar la película para probar que el público colombiano está dispuesto a apoyar los contenidos nacionales.

Muchas personas del circuito cultural no están de acuerdo con ofrecer contenidos gratuitos. ¿Cuál es su posición al respecto?

Me parece que es una decisión sensata. Sin embargo, esta película, que tuvo su financiación y su origen en otros escenarios, puede servir como piloto de prueba, para intentar encontrar otros modelos y otra forma de circular los contenidos nacionales. Si tuviéramos una financiación convencional no podríamos darnos ese lujo.

Todos los que hacen cine dicen que es muy costoso. ¿Cree que las universidades que tienen facultades dedicadas al audiovisual deberían involucrarse más en la realización y producción?

Esto es un experimento. El objetivo de las universidades no es hacer negocio con este tipo de productos, el objetivo es la formación y la investigación, todo el respaldo y libertad que nos ha dado la Universidad Nacional ha hecho claridad en este asunto. Lo más importante de este proceso es cómo se pueden potenciar las carreras y el futuro profesional de estos muchachos. Si un médico antes de graduarse puede atender pacientes, ¿por qué un estudiante de cine no podría foguearse en el universo profesional? El proyecto les ha permitido esto a los muchachos.

¿Cómo cree que la pandemia cambiará la forma de realización y consumo audiovisual?

Cambiará, obviamente, porque potencia las ventanas digitales y obviamente los contenidos deben tener lógica y coherencia con ese lenguaje. Sin embargo, también creo que va a potenciar las salas de cine, como experiencia social. Creo que vamos a salir de esta con muchas ganas de pantalla grande y salas de cine.

Lleva muchos años en la industria. ¿Le gustó esta experiencia de trabajar junto a estudiantes y con el apoyo de una universidad, en comparación con otros procesos de producción apoyados en becas o estímulos?

Son procesos diferentes. Con La historia del baúl rosado pienso que completé mi formación como realizadora de cine. Con Ella pude explorar en lo relativo a la estética y adicional tener la increíble experiencia de trabajar con los amigos del Festival de Cine Alternativo y Comunitario Ojo al Sancocho. Esta nueva película me deja muchísimas enseñanzas en cuanto a la fuerza, creatividad y energía de la gente joven. Todas han sido un aprendizaje y espero que pueda decir lo mismo de todas las que vengan.