Desde las supuestas donaciones de tabaco, champán y joyas hasta intercambios de favores, pasando por intentos de connivencia con la prensa, estas son las acusaciones contra el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, que las rechazó de nuevo el lunes ante un tribunal de Jerusalén, justo semanas antes de las elecciones en el país.

El caso Bezeq

En este caso, que lleva el número 4.000, el primer ministro está acusado de tres cargos: corrupción, fraude y abuso de confianza. Se le acusa de haber intentado hace unos años conseguir una cobertura favorable del sitio de noticias Walla. A cambio, concedió supuestamente favores gubernamentales que podrían haber aportado millones de dólares a Shaul Elovitch, entonces jefe del principal grupo de telecomunicaciones de Israel, Bezeq, del que Walla forma parte.

En el corazón de la investigación está la fusión en 2015 de Bezeq con el proveedor de televisión por satélite Yes, una decisión que necesitaba la aprobación de las autoridades de supervisión. Justo en esa época Netanyahu también ocupaba la cartera de Comunicaciones.

Según Netanyahu, la fusión Bezeq-Yes fue considerada pertinente por los servicios del ministerio y las autoridades de supervisión. También niega haber buscado una cobertura privilegiada de Walla. El 2 de diciembre de 2018, la policía ya había recomendado imputar a Netanyahu en este caso. La investigación también apunta a Shaul Elovitch, todavía principal accionista de Bezeq, y a su esposa, así como a Stella Handler, la directora general del grupo en aquel momento.

Cigarros y champán

El “caso 1.000” tiene como protagonistas a tabacos de lujo, botellas de champán y joyas. Los investigadores tratan de averiguar si el primer ministro y los miembros de su familia recibieron más de 700.000 séqueles (unos 175.000 euros, 215.000 dólares) en regalos de personalidades adineradas, como el productor Arnon Milchan y el multimillonario australiano James Packer, a cambio de favores económicos o personales.

En este caso, Netanyahu está acusado de fraude y abuso de confianza. Él afirma que lo único que hizo fue aceptar regalos de amigos sin solicitarlos. Sus abogados habían indicado en octubre de 2019 que habían recibido un dictamen jurídico de expertos según el cual tenía derecho a aceptar regalos de amigos cercanos.

Mediagate

En el “caso 2.000”, el primer ministro, según los investigadores, intentó asegurarse una cobertura favorable por parte del mayor diario de pago de Israel, el Yediot Aharonot. Netanyahu habría intentado llegar a un acuerdo con el propietario del periódico, Arnon Moses. A cambio, el primer ministro habría planteado la posibilidad de aprobar una ley que limitaría la circulación del diario gratuito Israel Hayom, principal competidor del Yediot.

El acuerdo nunca se llegó a cerrar pero Netanyahu fue acusado de fraude y abuso de confianza. Ari Harow, un antiguo jefe de gabinete de Netanyahu, aceptó testificar para beneficiarse de un régimen de clemencia.

Netanyahu dice que fue el principal opositor a la ley en cuestión y afirma que incluso provocó las elecciones anticipadas de 2015 para bloquearla.

Los submarinos

El fiscal general de Israel también anunció en diciembre su intención de acusar a allegados de Benjamín Netanyahu –entre ellos su exjefe de gabinete David Sheran y su exabogado David Shimron– por blanqueo de dinero en la compra de submarinos a la compañía alemana ThyssenKrupp.

En este caso, bautizado como “3.000”, la policía israelí había investigado las sospechas de corrupción en torno a la venta por parte de Alemania a Israel de submarinos militares y otras barcos diseñados por el gigante industrial alemán ThyssenKrupp, por un importe total de unos 2.000 millones de dólares.

Sin embargo, este caso no es uno de los tres que están siendo juzgados por el tribunal de Jerusalén desde la apertura del juicio en mayo de 2020.