De acuerdo con analistas y expertos en seguridad, el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que nació en 2010, se convirtió en la organización criminal más poderosas de México; una calificación que ha ratificado en varias oportunidades el Departamento del Tesoro estadounidense.

Explican, que el crecimiento de este cartel, que tiene presencia fuerte en ocho estados mexicanos, creció en la sombra, mientras los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto se dedicaban a golpear a las grandes organizaciones criminales de entonces, que eran Los Zetas y el Cartel de Sinaloa, sí, el de Joaquín “Chapo” Guzmán.

El CJNG creció en la sombra aprovechando los vacíos de poder que producía la fragmentación de las grandes corporaciones. El cartel ha retó al gobierno de Peña Nieto y hoy tiene en jaque al de Andrés Manuel López Obrador.

Reacio a combatir a sangre y fuego a los criminales, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador optó por congelar en junio 1.939 cuentas bancarias vinculadas al Cartel Jalisco Nueva Generación. En febrero había extraditado a Estados Unidos al hijo de Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, líder del CJNG por quien Washington ofrece 10 millones de dólares.

«Ha habido un endurecimiento de la ofensiva gubernamental contra el cartel, apoyada por Estados Unidos, que lo incluyó como el más amenazante para sus intereses», dijo a la AFP el politólogo Sergio Aguayo.

El papel de Washington es clave en la avanzada de López Obrador, quien visitó a su homólogo estadounidense, Donald Trump, el 8 de julio, aunque ninguno aludió públicamente al narcotráfico.

Aferrado a un discurso pacifista de «abrazos y no balazos», el presidente mexicano mostró ineficacia contra los carteles en su primer año de gestión (2019).

Muestra de ello fue la fallida captura en octubre de Ovidio Guzmán, hijo del encarcelado Joaquín «Chapo» Guzmán, a quien el mandatario ordenó liberar ante el asedio de sicarios del cartel de Sinaloa en Culiacán (norte).

Para Aguayo, «una vez más», México reacciona al pedido estadounidense de atacar a una organización enemiga, como ocurrió con los sanguinarios Zetas durante el gobierno de Felipe Calderón (2006-2012).

Ofensiva conjunta

La ofensiva se extendió a Estados Unidos con la captura de 600 miembros del CJNG en marzo.

Además, tras la extradición de Rubén Oseguera González, “el Menchito” -segundo del cartel-, la policía detuvo en Washington a su hermana Jessica. Según Aguayo, el cartel plantea una “dialéctica de la violencia”, cuyo pico fue el atentado del que salió herido el secretario de Seguridad de Ciudad de México, Omar García Harfuch, el 26 de junio.

Pieza clave en la captura de varios narcotraficantes, García Harfuch responsabilizó al CJNG.

La inédita emboscada de 30 pistoleros en un lujoso barrio capitalino, que dejó tres muertos, no es el único manifiesto de la banda.

Sus sicarios mataron el 16 de junio al juez Uriel Villegas y a su esposa en Colima. Villegas llevaba uno de los procesos por los cuales fue extraditado «el Menchito».

El último acto fue el video donde unos 80 uniformados junto a una veintena de vehículos blindados, equipados con armas de guerra, vociferan fidelidad al «señor Mencho».

“Devolveremos el golpe”

El video «es más que claro en su mensaje hacia el gobierno federal: vienes tras nosotros y devolveremos el golpe», opinó Falko Ernst, analista del International Crisis Group, en Twitter.

La prensa mexicana había revelado antes una lista de presuntos objetivos del CJNG. Figuraban García Harfuch, el canciller, Marcelo Ebrard, quien aprobó la extradición del «Menchito», y el jefe de Inteligencia Financiera, Santiago Nieto, artífice del bloqueo bancario.

El CJNG ha mostrado «temeridad» en el pasado, señaló a la AFP Erubiel Tirado, experto en seguridad de la Universidad Iberoamericana, al recordar que en 2015 derribó un helicóptero militar.

Pero López Obrador repite que «es mejor la inteligencia que la fuerza» y que no declarará la guerra al narco, pues a su juicio esa estrategia condujo a la situación actual de violencia.

México acumula más de 290.000 asesinatos desde 2006, cuando el gobierno de Calderón lanzó una ofensiva militar antidrogas. “Los delincuentes no son suicidas y el gobierno no quiere imágenes de guerra civil”, escribió el analista Alejandro Hope, en el diario El Universal.

Pese a la presión contra el CJNG, Aguayo y Tirado creen que el gobierno carece de una estrategia contra el crimen organizado.

Propuestas de campaña como el debate sobre la despenalización de la marihuana o la amapola desaparecieron del discurso de López Obrador.

Mientras, los asesinatos han alcanzado máximos históricos, incluso durante el confinamiento por la pandemia. Entre enero y junio hubo 17.493 homicidios, un aumento de 1,7% frente a igual lapso de 2019, según el gobierno.

Y dada la belicosidad del CJNG, las cosas podrían empeorar: “Veremos una etapa de recrudecimiento de la violencia y los atentados (…) Este grupo está dispuesto a tomar medidas más cercanas al terrorismo político”, advierte Aguayo.