La política de Jair Bolsonaro para controlar la crisis sanitaria ya le costó dar positivo por coronavirus y una cuarentena obligatoria de la que asegura estar desesperado. Al mandatario se sumó hoy Onyx Lorenzoni, ministro de Ciudadanía de Brasil, quien afirmó haber empezado a sentir síntomas en los últimos días.

El titular de la cartera, encargado de las políticas sociales del Gobierno del líder ultraderechista Jair Bolsonaro, expresó en su cuenta de Twitter que se sometió a un test después de que «empezara a sentir síntomas que podrían ser de la COVID» la noche del jueves.

«El viernes hice exámenes, entre ellos el PCR, y el resultado salió hoy y el COVID fue detectado», escribió Lorenzoni en la publicación, a la que acompañaba una foto con el diagnóstico positivo.

Agregó que, desde el mismo viernes, sin todavía tener confirmación del positivo, está «siguiendo el protocolo de azitromicina, ivermectina y cloroquina y que ya siente los «efectos positivos», pese a que la eficacia de ningún de esos medicamentos contra la COVID-19 haya sido comprobada hasta el momento.

Onyx es un férreo defensor de la cloroquina como forma de tratar la enfermedad, así como Bolsonaro, quien también anunció que fue infectado por el Sars-CoV-2 hace dos semanas y adhirió a la hidroxicloroquina como tratamiento principal.

El diagnóstico positivo no impidió que Bolsonaro, uno de los líderes mundiales más escépticos sobre la gravedad de la pandemia y defensor de la cloroquina, recibiera a algunos centenas de simpatizantes en los jardines del Palacio da Alvorada, su residencia oficial en Brasilia.

Separado por un espejo de agua, el presidente recorrió el extenso césped en donde estaban aglomerados sus seguidores, muchos de ellos sin mascarilla de protección y sin respetar el distanciamiento determinado por las autoridades, y exhibió una caja de cloroquina a sus simpatizantes como si fuera un trofeo.

Bolsonaro sacó la caja del fármaco de un bolsillo y lo enseñó a sus partidarios, quienes aplaudieron el medicamento bajo gritos de «cloroquina, cloroquina!».

Mientras que el mandatario insiste en defender el uso de la cloroquina e hidroxicloroquina como forma de tratamiento contra el coronavirus, la Sociedad Brasileña de Infectología (SBI) instó a que el medicamento sea «abandonado» en «el tratamiento de cualquier fase de la COVID-19».

De acuerdo con el más reciente boletín del Ministerio de Salud, Brasil, el segundo país más azotado por la pandemia del coronavirus, roza ya los 80.000 muertos y los 2,1 millones de contagios.