Tumbado a la sombra de un árbol, el guepardo Heathcliff rezuma elegancia y potencia detrás de la espesa reja metálica de una reserva que podría convertirse tal vez en la única manera de evitar la extinción de este felino.

Un estudio publicado esta semana estima en menos de 7.100 el número de guepardos que subsisten actualmente en libertad en el mundo, la cuasi totalidad en África.

Y, según las previsiones alarmistas de sus autores, la especie «corre directamente» a la extinción si no se toman urgentemente medidas radicales de protección.

En los suburbios de la capital sudafricana, Pretoria, el centro De Wildt acoge a un centenar de ejemplares en enormes recintos que reproducen las condiciones de la savana. A causa de la desaparición progresiva de este hábitat natural, por obra del ser humano, la población mundial de guepardos cayó en 100.000 individuos en un siglo.

En su contacto con el hombre, los guepardos son abatidos por granjeros que protegen su ganado o son atrapados por trampas, y los cachorros capturados son vendidos ilegalmente como mascotas domésticas de lujo en los países del Golfo (Pérsico).

«Los guepardos son los grandes olvidados entre las especies amenazadas», deplora ante la AFP Rita Groenewald, del centro De Wildt.

«Las cifras son de espanto. Este estudio tiene el mérito de subrayar la amplitud del peligro que los amenaza, algo casi desconocido por el gran público», añade, «en una o dos generaciones, las poblaciones en libertad podrían haber desaparecido, hay que hacer un verdadero trabajo educativo».

El desafío impuesto a los defensores de la fauna tiene una gran dimensión. Los guepardos se adaptan muy difícilmente a la cautividad porque están acostumbrados a recorrer grandes distancias para cazar sus presas.

Libertad aleatoria

Su territorio de caza alcanza frecuentemente a unos 3.000 km2, una superficie que las reservas privadas no pueden ofrecerles. En el centro De Wildt son alimentados, pero esta práctica no les permite desarrollar sus aptitudes para la caza, por lo que su supervivencia al aire libre se vuelve algo aleatorio.

En su recinto, Heathcliff, de 7 años de edad, tiene saciado su apetito, está seguro y es admirado por los visitantes. Pero, sería incapaz de sobrevivir en libertad. Sus pares enfrentan la temible competencia directa de los leones, águilas y hienas, que a veces exterminan a sus cachorros.

El estudio publicado a comienzos de la semana en los informes de la Academia de Ciencias estadounidense detalla las difíciles condiciones de vida para el mamífero más rápido del mundo.