Marisa Leticia Rocco murió en un hospital de Sao Paulo. Pese a su discreción como esposa del dirigente político y como primera dama, nadie niega la fuerte influencia que tuvo en las decisiones de Lula durante los 43 años en que estuvieron casados y su participación como protagonista en hechos históricos, como la fundación del Partido de los Trabajadores (PT).

Rocco, que estaba hospitalizada y en coma desde el 24 de enero y cuya muerte cerebral fue anunciada este jueves en el Hospital Sirio Libanés de Sao Paulo, era la segunda esposa de Lula, con quien contrajo matrimonio en 1974 cuando ambos eran viudos, y fue primera dama de Brasil entre 2003 y 2010.

«Doña Marisa», como el propio exmandatario la llamaba, no fue una primera dama activa, de las que lidera o participa en proyectos sociales, pero siempre fue una sombra y un soporte de Lula.

Además de haberse involucrado en articulaciones para la fundación del Partido de los Trabajadores (PT) en la década de 1980, fue quien confeccionó la primera bandera de la que se convertiría en la mayor formación de izquierda de América Latina y que gobernaría Brasil por 13 años.

Como «compañera» del entonces líder sindical, Rocco era la responsable por organizar las fichas de inscripción que fueron rellenadas por los fundadores del PT y hasta recorrió las calles de Sao Bernardo do Campo, ciudad del cinturón industrial de Sao Paulo en la que nació y fijó residencia con Lula, en busca de militantes.

Igualmente, como «compañera» del entonces popular líder obrero, la ex primera dama organizó protestas contra las prisiones políticas que ordenó la entonces dictadura brasileña para descalabrar el movimiento sindical, entre las cuales la de su propio marido.

Antes de conocer a Lula era una simple ama de casa que quedó prematuramente viuda del taxista con el que se casó a los 19 años, Marcos Claudio dos Santos, asesinado cuando ella estaba con cuatro meses de embarazo.

La ex primera dama, descendiente de inmigrantes italianos, nació el 7 de abril de 1950 en Sao Bernardo do Campo en una familia de escasos recursos que se dedicaba a la venta de verduras, lo que la obligó a dejar el colegio para comenzar a trabajar en una fábrica de chocolates cuando tenía 13 años.

Rocco conoció a Lula en 1973 cuando acudió a la sede del Sindicato de Metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo para recoger documentos que le ayudaran a completar las exigencias para solicitar su pensión como viuda.

Los dos viudos comenzaron una relación sentimental ese mismo año y se casaron en 1974. Lula adoptó inmediatamente al hijo de «doña Marisa», con quien tuvo otros tres hijos.

Un año después del matrimonio, Lula se convirtió en líder del Sindicato de Metalúrgicos de Sao Bernardo, y Rocco, que siempre intentó preservar su privacidad y rehuía a entrevistas y fotografías, pasó a acompañar su carrera discretamente.
Su discreción se prolongó durante su período como primera dama, en el que prácticamente no se involucró en ningún asunto del Gobierno ni en campañas sociales,

aunque nunca renunció a su papel de consejera informal en los asuntos del partido.
Igualmente, fue discreta cuando comenzaron a surgir acusaciones y procesos por corrupción contra Lula, en tres de los cuales aparece también como procesada.

Ello debido a que, según las acusaciones, Rocco también se benefició de las supuestas ventajas que le fueron ofrecidas a Lula por las empresas interesadas en contratos con la petrolera estatal Petrobras, como un apartamento de playa y una casa de campo cuya propiedad se atribuye a la pareja.

Condolencias

La noticia fue lamentada por la expresidenta brasileña Dilma Rousseff expresó hoy sus condolencias a su antecesor y padrino político, Luiz Inácio Lula da Silva, tras la muerte de su esposa: «Hoy es un día triste para todos los que conocimos y admiramos a doña Marisa».

Según la expresidenta, «doña Marisa fue la base para que Lula se pudiese dedicar en cuerpo y alma a la lucha por la construcción de otro Brasil, más justo, más solidario y menos desigual».

Rousseff afirmó en una nota que, en los últimos meses, tanto Lula como su esposa «han sido víctimas de persecuciones y experimentaron en la piel grandes injusticias», en alusión a causas penales que ha abierto la justicia en contra de la pareja por supuesta corrupción.

«Imagino que su dolor ahora es insoportable, pero tengo certeza de que sabrá superar este momento difícil», agregó Rousseff, quien concluyó su mensaje diciendo: «Estamos juntos, presidente Lula, ahora y siempre».