La Camperona. Un ascenso difícil, con rampas de más del 20 % de desnivel, en el que muchos ciclistas tuvieron que subir en zig zag, por la complejidad. El sufrimiento se vio en la cara muchos, pocos estuvieron cómodos. Las piernas de todos gritaban con cada pedalazo. El primer escollo de un fin de semana lleno de montaña. El español Óscar Rodríguez fue el ganador, el que más disfrutó la subida. Con determinación y ganas, dejó atrás al polaco Rafal Majka y al belga Dylan Theuns y se quedó con el triunfo, uno para disfrutar, para celebrar.

Los favoritos dejaron todo para el final. Nairo Quintana atacó en los últimos metros a Simon Yates y le sacó seis segundos. Aprovechó el cansancio del británico para tomar un aire. Ese arranque además, le sirvió para sacar a su compañero de equipo  Alejandro Valverde del tercer puesto y quedarse con ese lugar en el podio. Estableciéndose como el hombre a vencer en La Vuelta a España. Miguel Ángel López sufrió una avería mecánica en los últimos dos kilómetros y perdió la rueda de Nairo y Yates. El nacido en Pesca, Boyacá, venía con buen ritmo junto a los líderes del Movistar y del Orica Scott.

Sin embargo, a pesar de la dificultad que vivió, el pedalista colombiano del equipo Astana demostró que está hecho para cosas importantes. En pocos metros logró darle alcance al grupo en el que se encontraba Rigoberto Urán, el cual perseguía a Nairo y Yates y con ellos finalizó. Perdió 20 segundos con respecto a Quintana, pero a pesar de la avería que sufrió, logró meterse dentro del top-5 de la clasificación general, a 29 segundos de Alejandro Valverde. Mientras que Rigo es sexto.

Aguantó el liderato Jesús Herrada, quien renunció a meterse en la fuga del día y guardar fuerzas para el ascenso de La Camperona. El conquense cruzó la línea a 4:18 minutos del ganador, suficiente para guardar la roja ante la llegada de Les Praeres y Lagos de Covadonga, las siguientes batallas de altura. Herrada se presentará en las montañas asturianas como patrón de la Vuelta, con una ventaja de 1:42 minutos sobre Yates y de 1:50 respecto a Nairo Quintana. Alejandro Valverde es cuarto a 1:54. Combate casi nulo que dejó a los aspirantes en menos de un minuto y todas las dudas aún por resolver.

Una jornada que se vivió con expectación y terminó con emoción. El recorrido presentaba dos puertos antes de el ascenso final a La cima leonesa. La fuga de 32 hombres que marcó la jornada pasó por el el Alto de Madera (3ª categoría) con De Gendt al frente, el mismo que coronó el Alto de Tarna (1a), donde el Astana y Movistar empezaron a reducir los 7 minutos de retraso que acumulaba el pelotón. Nada peligroso para los fugitivos, pues eran muchos y buenos. Allí viajaban los ilustres Majka, Zakarin, Mollema, y un buen puñado de anónimos, de esos que se conforman con lucir el maillot antes de ser absorbidos por la marabunta.

En el ascenso final a La Camperona, de 8 kilómetros al 7,5 de pendiente media, se rompieron las hostilidades al frente. Rafal Majka insistió con una batería de ataques, a los que contestó Zakarin y Teuns. Finalmente, y en las rampas más duras, el polaco tensó para marcharse con el belga. El desenlace parecía cosa de dos. Pero como si de una aparición divina se tratase, apareció un tal Óscar Rodríguez desde atrás, para juntarse al ilustre dúo, aguantar con ellos y luego cambiar de ritmo a un kilómetro de meta para dejarles plantados e iniciar un sueño que el destino le iba a conceder.

«Majka y Teuns llevaba mala cara, igual puedo ganar». Y arrancó con fe. Se le cayó el auricular y apretó los dientes. No quería saber más que dejarse el alma por él y por el incipiente equipo vasco. Un triunfo del destino, e increíble. La pasada temporada, durante una etapa de la Vuelta a Castilla y León que finalizaba en La Camperona, Rodríguez se cayó en el puerto anterior. En el asfalto se dejó sus ilusiones y una cuenta pendiente. Le recogió la ambulancia y dentro de ella le cosieron el labio camino de la cima donde un año después se ha presentado en sociedad. Este sábado se disputa la decimocuarta etapa entre Cistierna y Les Praeres de Nava, de 171 kilómetros de recorrido.