La razón: un veto no oficial y bien disimulado promocionado por el Movimiento por un Ciclismo Creíble (MPCC), creado en 2007 por un grupo de equipos de élite, con gran influencia en la Unión Ciclística Internacional y los organizadores de las grandes carreras, que tiene como fin la lucha contra el dopaje y el cuidado de la salud de los pedalistas.

Descalificado del Tour de Francia del año pasado, en el que terminó sexto, por una falta al reglamento por el uso de tramadol, una sustancia de consumo controlado, pero no prohibida, el boyacense ha sido perseguido desde hace varios años por las autoridades antidopaje, pero en ninguna de las investigaciones ha resultado culpable.

El incidente en el Tour y la falta da apoyo del equipo Arkea generaron la rescisión del contrato de Nairo Quintana, que acababa de llegar a un acuerdo de renovación por una temporada más.

El colombiano se sintió solo en el proceso de la defensa que emprendió ante el Tribunal de Arbitramento Deportivo (TAS) y, como consecuencia del silencio de la escuadra francesa, decidió apartarse y buscar nuevos rumbos. Con 51 victorias internacionales, entre ellas los títulos del Giro de Italia 2014 y la Vuelta a España 2016, además de tres podios en el Tour de Francia y 11 top 10 en grandes vueltas, era previsible que recibiría ofertas.

De hecho, a finales de 2022 tuvo conversaciones con varias escuadras internacionales, entre ellas las francesas Cofidis y AG2R, el Astana, el UAE Team, el Israel Cycling y el Corratec de Italia.

Apenas un par le hicieron ofertas mortales, pero ninguna se concretó, al parecer por la presión del Movimiento por un Ciclismo Creíble, al que no es obligación pertenecer, pero que en términos prácticos determina buena parte de las políticas del ciclismo de alto rendimiento.

En Colombia, sin embargo, las propuestas sí fueron claras. El Team Medellín y el Pacto por el Deporte (Colombia Tierra de Atletas GW Shimano) le ofrecieron contrato, pero la idea de Nairo y sus representantes era seguir en el Viejo Continente, preferiblemente en el World Tour.

Más allá de la considerable reducción de sus ingresos, al boyacense no le gustaba la idea de regresar a correr en el país porque considera que tiene al menos dos o tres temporadas para dar la pelea en la élite mundial.

Al parecer, según informó el periodista Lucho Escobar, Nairo y sus allegados se cansaron que tocar puertas y están contemplando seriamente la posibilidad del retiro de la actividad competitiva. Quintana tiene varios emprendimientos a los que no les ha podido dedicar el tiempo que quisiera y puede ser el momento de hacerlo. La decisión, sin embargo, no está tomada. Este miércoles dará una rueda de prensa en la que anunciará qué planes tiene para el futuro, pero una llamada, un sí o una oferta nueva podrían cambiar la situación.

Nairo Quintana se siente acorralado, pero como tantas veces lo ha hecho, está dispuesto a afrontar la situación y a asumir la consecuencia de sus decisiones. Lo bailado nadie se lo quita. Siga o no, es el mejor deportista colombiano de todos los tiempos, y eso le da al menos el derecho a hacer con su vida lo que mejor le parezca.