El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, recibió este miércoles el encargo de formar un nuevo gobierno, pero su hipotético socio, el centrista Benny Gantz, del que solo le separa un escaño en el parlamento, anunció que rechaza la oferta.

El presidente israelí Reuven Rivlin escogió a Netanyahu para que trate de sacar al país del bloqueo en que se encuentra después de las elecciones legislativas que no dejaron un vencedor claro. 

Netanyahu sufrió de inmediato un nuevo revés: Gantz rechazó participar en un gobierno que esté dirigido por un primer ministro que enfrenta una acusación por corrupción.

«El partido Azul-Blanco que yo dirijo no aceptará participar en un gobierno con un líder que se enfrenta a una grave inculpación», explicó Gantz en un comunicado.

Netanyahu hizo el llamado ante periodistas tras aceptar el encargo del presidente, pero ambas partes parecen bastante distanciadas, inclusive sobre el tema de quién es el que debería encabezar el gobierno de unidad.

En las legislativas ambos empataron. Netanyahu tiene 32 escaños y con sus aliados de derecha y de los partidos ultraortodoxos, alcanza los 55, en tanto Gantz, que logró 33 escaños, llegaría a 54 apoyos en total con todo el arco parlamentario de izquierda, incluidas las formaciones de árabes israelíes.

«El que tiene más posibilidades»

Las partes discutían desde el lunes por la noche, pero sin lograr un acuerdo. Pero tras un encuentro con Netanyahu y Gantz el miércoles por la noche en Jerusalén, el presidente Rivlin se adelantó y confió a Netanyahu la tarea de formar gobierno.

«Es necesario que se cree una situación en la que se abra el callejón sin salida político en el que estamos», advirtió el presidente, Reuvén Rivlin, quien recordó que ni Netanyahu ni el centrista Gantz obtuvieron una mayoría de 61 recomendaciones (de 120 diputados del Parlamento), necesarias para crear el Ejecutivo.

Su misión será tratar de lograr al menos 61 diputados para alcanzar el umbral de la mayoría en la Knesset, el Parlamento israelí.

«El que tiene más posibilidades es Netanyahu, apoyado por 55 diputados, mientras Gantz solo tiene 54, pero 10 de ellos anunciaron que no participarían en el gobierno», dijo Rivlin en conferencia de prensa al lado de Netanyahu.

Diez diputados la Lista árabe unida, convertida en la tercera fuerza política en Israel después de las legislativas, apoyaron la candidatura de Gantz al puesto de Primer ministro, pero sin comprometerse a participar en el próximo gobierno.

«Haré todo lo que esté en mi poder para formar un gobierno de unidad con una dirección conjunta», declaró Netanyahu, refiriéndose a un «liderazgo conjunto, un gobierno paritario», con «dos personas dirigiéndolo».

«Corrupción»

Estas elecciones eran cruciales para Netanyahu, que comparecerá ante la justicia el 3 de octubre para declarar sobre varios escándalos que le salpican y por los que podría ser formalmente acusado de corrupción, malversación y cohecho. El primer ministro desea obtener la inmunidad parlamentaria que le blinda mientras siga en el cargo.

Si logra formar gobierno, Netanyahu no sería obligado a renunciar si es condenado y mientras se agoten todos los recursos.

Por ahora, el mandato que hereda Netanyahu no le garantiza seguir en el poder, sino solo convertirse en el encargado de reunir los votos para sacar al país del bloqueo. 

Gantz no ha cerrado la puerta a un acercamiento con el Likud de Netanyahu, sino solo a un gobierno dirigido por éste último, en el poder desde hace diez años sin interrupción. 

Tras las elecciones de abril pasado, que no lograron desempatar entre Gantz y Netanyahu, el presidente Rivlin ya había pedido al Primer ministro formar gobierno. 

Pero como no pudo, Netanyahu prefirió disolver el Knesset y convocar a nuevas elecciones, las del 17 de septiembre, antes que dejar al presidente confiar el mandato a Benny Gantz.

Esta vez Benjamin Netanyahu aseguró que permitiría a Gantz probar suerte para lograr un gobierno si él fracasa de nuevo en el intento.