El lunes 14 de noviembre, tan pronto se vieron, el presidente estadounidense, Joe Biden, y su homólogo chino, Xi Jinping, se saludaron con una sonrisa y un apretón de manos en lo que ha sido el primer encuentro entre los dos desde que Biden es presidente. Las relaciones entre los dos países han estado fuertemente minadas por asuntos generadores de tensión: Corea del Norte, Taiwán, una guerra comercial, los derechos humanos e, incluso, el conflicto en Ucrania. Por eso, la expectativa sobre la reunión entre las dos potencias mundiales era alta.

Tras años de rivalidad, los dos líderes enviaron un mensaje conciliador: el presidente estadounidense afirmó que “No hay necesidad de una nueva Guerra Fría”. La reunión duró unas tres horas y se produjo en la isla indonesia de Bali un día antes del inicio de la cumbre del G20. ¿Cuáles son las conclusiones?

1. Taiwán es “la primera línea roja” que Biden no debe cruzar

Según explicó la Casa Blanca en un comunicado, Biden dijo a Xi que su política hacia Taiwán no ha variado y que sigue oponiéndose a cualquier “cambio unilateral” en el statu quo.

Además, el mandatario estadounidense trasladó al líder chino sus objeciones sobre las acciones “coercitivas y cada vez más agresivas” de Pekín hacia la isla, que ponen en peligro la “paz y estabilidad” en el estrecho de Taiwán y en toda la región.

Por su parte, el presidente Xi Jinping afirmó que esperaba que Estados Unidos haga “honor a su promesa” de no apoyar una eventual independencia de la isla de Taiwán que China reclama como territorio que le pertenece. Esto pese a que la isla se gobierna autónomamente desde que en 1949 se retiró allá el ejército nacionalista chino tras ser derrotado por el régimen comunista que ahora gobierna.

El asunto es divisorio debido sobre todo a que Washington es el principal suministrador de armas de Taiwán y sería su mayor aliado militar en caso de un conflicto bélico con China.

“Taiwán forma parte de los intereses centrales de China, y son la base de las relaciones políticas entre China y Estados Unidos. Esta es la primera línea roja que no se debe cruzar. Cualquiera que busque separar a Taiwán de China estará violando los intereses fundamentales de China y el pueblo chino jamás lo permitirá. Esperamos ver paz y estabilidad en el estrecho de Taiwán, pero la paz y la ‘independencia’ de Taiwán son irreconciliables”, dijo.

El mandatario chino dijo que espera que Washington “honre su palabra” y “respete la política de Una sola China y los tres comunicados conjuntos firmados” por ambos, los que, según Xi, “son la base de las relaciones entre nuestros dos países”.

Xi recordó que Biden ha comentado “en numerosas ocasiones” que EE. UU. “no apoya la independencia de la isla” y que Washington no tiene intención de “usar Taiwán como una herramienta para sacar ventaja en su competición con China o para contener a China”.

Las tensiones en torno a Taiwán se exacerbaron el pasado agosto a raíz de un viaje a la isla de la presidenta de la Cámara baja de EEUU, la demócrata Nancy Pelosi, a lo que Pekín respondió con los mayores ejercicios militares en torno a la isla en décadas, además de sanciones comerciales sobre Taipéi.

2. Las guerras comerciales “no interesan a nadie”

Xi Jinping también afirmó que iniciar una guerra comercial, tecnológica, buscar el desacoplamiento económico o cercenar las cadenas de suministros “no sirve a los intereses de nadie” y consideró que dichas prácticas van contra los principios de la economía de mercado y socavan las reglas internacionales del comercio.

“Nos oponemos a politizar y a utilizar como armas las relaciones económicas y comerciales, así como los intercambios en ciencia y tecnología”, dijo Xi, según la información sobre el encuentro difundida por el Ministerio chino de Exteriores.

Xi recalcó, además, que las economías china y estadounidenses están “profundamente integradas” y que ambas encaran nuevos retos en materia de desarrollo, por lo que cada una debería beneficiarse del desarrollo de la otra.

El comercio era uno de los asuntos que previsiblemente estarían sobre la mesa en esta bilateral, uno de los ámbitos en los que más se han deteriorado las relaciones entre las dos potencias en los últimos años, en especial a partir de 2018 durante el mandato del anterior inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump.

3. Ucrania: rechazo común a las armas nucleares

Respecto del conflicto en Ucrania, ambos coincidieron en rechazar las amenazas de uso de armas nucleares en esa guerra, una afirmación que cobra importancia debido a las amenazas nucleares de Rusia, socio estratégico de China.

Xi y Biden “reiteraron su acuerdo de que una guerra nuclear nunca debe ser librada”, dijo la Casa Blanca.

China no ha condenado la invasión de Ucrania, pero tampoco ha vendido armas a Putin a pesar del apoyo militar de Occidente a Kiev y las múltiples derrotas de las tropas rusas en los últimos meses.

En su comunicado, Pekín no mencionó las armas nucleares, pero dejó claro que está “muy preocupado” por la situación actual en Ucrania y alertó que “las guerras no producen ningún ganador”.

Aunque el conflicto no está oficialmente en la agenda del G20, sus rampantes consecuencias (encarecimiento de los alimentos y la energía, ralentización de la recuperación económica poscovid, tensiones geopolíticas…) serán difíciles de obviar cuando los líderes mundiales se reúnan el martes en Bali.

Con la sombra del conflicto sobre la mesa, será más notoria la ausencia del presidente ruso Vladimir Putin, sustituido por su ministro de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov.

4. Preocupación por Corea del Norte

El presidente Biden también expresó su preocupación por el comportamiento provocativo de Corea del Norte y señaló en referencia a China que todos los miembros de la comunidad internacional tienen interés en alentar a la ese país a “actuar de manera responsable”. Además, subrayó el compromiso de los Estados Unidos en defender sus aliados del Indo-Pacífico.

En las últimas semanas, Corea del Norte ha escalado sus lanzamientos de misiles.

5. Tensión sobre derechos humanos

No todo en el encuentro fue apacible. Biden también expresó su preocupación por la situación de los derechos humanos en China y, en particular, por las acciones de Pekín en la región occidental de Xinjiang, en Hong Kong y en el Tíbet.

Si bien no estaba previsto que se aceptaran preguntas, una periodista estadounidense de la cadena ABC inquirió a voces sobre derechos humanos, ante lo que un miembro de la delegación china reaccionó supuestamente agarrándola de la mochila que llevaba, según varios periodistas que la acompañaban. Se trata de un sobresalto que ilustra la tensa calma tras las conciliadoras palabras de Xi.

Los dos líderes acordaron que el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, viajará a China para continuar las conversaciones, si bien la Casa Blanca no especificó fecha.

Biden instó a Xi a buscar formas de “gestionar sus diferencias” para evitar que la competición entre las dos potencias desemboque en conflicto y, además, expresó su deseo de colaborar en “asuntos globales urgentes”, como el cambio climático y la inseguridad alimentaria. Por su parte, Xi expresó su deseo de mantener una “conversación franca y en profundidad” con su homólogo sobre temas de interés común.