El presidente Barack Obama pronunciará un discurso la semana próxima ante una inusual sesión conjunta del Congreso en el que presentará un esperado plan para el crecimiento económico y la creación de empleos.

El mandatario se vio obligado a ceder en un forcejeo con el presidente de la cámara baja, el republicano John Boehner, no sobre lo que iba a decir, sino cuándo iba a decirlo. Obama aceptó programar su discurso para el 8 de septiembre luego que Boehner rechazase la solicitud del presidente de darlo a conocer el 7 de ese mes.

Aún así, el discurso le da a Obama un gran escenario para mostrar su agenda económica, aunque lo divulgará el mismo día en que comienza la temporada del fútbol estadounidense. El director de comunicaciones de la Casa Blanca, Dan Pfeiffer, dijo el jueves por la mañana que Obama finalizaría sus declaraciones antes de que comience el partido, programado para las 8:30 de la noche.

El cambio permitirá que un debate presidencial republicano programado para el 7 de septiembre se lleve a cabo sin ser opacado por las palabras de Obama.

No obstante, al conseguir una inusual sesión conjunta del Congreso como audiencia, el presidente va a tener un discurso televisado a nivel nacional que le coloca cara a cara con los legisladores republicanos que se han opuesto tenazmente a su agenda y que han planeado votar en contra a cualquier gasto que proponga.

«Es nuestra responsabilidad encontrar soluciones bipartidistas para ayudar a crecer nuestra economía, y si estamos dispuestos a poner el país por encima del partido, yo estoy convencido de que lo lograremos», escribió Obama el miércoles en una carta a Boehner y al líder de la mayoría demócrata en el senado, Harry Reid.

El secretario de prensa de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo el jueves que la disputa sobre el día del discurso ilustra el porqué «la gente está hastiada» de Washington.

«Carece de sentido. Eso es lo que la gente odia de la política», dijo el candidato presidencial republicano Jon Huntsman.

Carney dijo que «nuestra intención era meramente que el presidente hablase ante el Congreso lo más pronto posible» con el fin de delinear su plan para acelerar la economía y lidiar con el problema del desempleo.