La ONU presentó este viernes las conclusiones de un trabajo que comenzó hace un año para adaptar las operaciones de paz a los nuevos desafíos y amenazas y replantear algunos de los principios de la acción de los «cascos azules».

El trabajo fue desarrollado por una comisión independiente de alto nivel nombrada en octubre de 2014 por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y el informe que elaboró, de 120 páginas, fue presentado hoy en una sesión informal de la Asamblea General.

«El informe es un llamamiento para el cambio y para adaptarse a las realidades de hoy», afirmó el vicesecretario general de la ONU, Jan Eliasson, al presentar las conclusiones en la reunión, acompañado de altos cargos de la organización internacional.

Eliasson recordó que los conflictos violentos se han triplicado desde 2008 y que cerca de 60 millones de personas han sido desplazadas de sus lugares de origen a causa de guerras o persecuciones.

«Están surgiendo nuevos conflictos en países que antes eran estables, creciendo a un paso y grado de violencia que frustra nuestros esfuerzos políticos», insistió.

En un mensaje difundido antes de la presentación de este informe, Ban dijo que se requieren urgentemente «cambios fundamentales» para adaptar las operaciones de paz a los desafíos del futuro.

Uno de ellos es dar prioridad a la prevención y la mediación para que no haya una respuesta tardía y demasiado costosa. «Las acciones que se adoptan pronto salvan vidas», dijo Eliasson a la Asamblea General de la ONU.

La idea, de acuerdo con estas conclusiones, es que las operaciones de paz sean más rápidas, con una respuesta más acertada y con una mejor rendición de cuentas ante los países y las personas que son víctimas de conflictos.

Además, el grupo de expertos, presidido por el expresidente de Timor Oriental José Ramos Horta, llegó a la conclusión de que es necesario reforzar la cooperación entre la ONU y organizaciones regionales, como la Unión Africana (UA).

Y ello porque, como recordó hoy Eliasson, cerca de las dos terceras partes de las dieciséis operaciones de paz de la ONU se desarrollan en África.

Sólo en la región sudanesa de Darfur, la ONU tiene destinada una misión integrada por casi 4.000 personas, y en la República Democrática del Congo hay otras 4.000. En cambio, en la sede central de la ONU, en Nueva York, trabajan 6.400 personas.

Las conclusiones adoptadas por el comité, que serán motivo de análisis en los próximos meses, no tocan temas fundamentales, como el hecho de que los «cascos azules» no pueden emprender acciones contra el terrorismo.

«Carecen del equipo específico, la inteligencia, la logística, las capacidades y la preparación militar especializada necesarios, entre otros aspectos», dice uno de los párrafos del informe difundido hoy.

Estas operaciones, agrega, deben ser realizadas por el Gobierno del país afectado, «por una fuerza regional capaz o por una coalición especial autorizada por el Consejo de Seguridad».

Eliasson insistió en que las acciones de los «cascos azules» deben tener como objetivo propiciar acuerdos políticos para un conflicto. «Las operaciones de paz son fundamentalmente herramientas políticas», insistió.

Pero el número dos de la ONU también reconoció que tampoco son «fórmulas mágicas» que pueden hacer desaparecer las divisiones, ni que desplacen los compromisos propios que tienen los Estados miembros de Naciones Unidas.

El informe propone 70 acciones prácticas para adaptar el papel de las operaciones de paz a las nuevas realidades, algunas de ellas ya iniciadas.

Entre ellas figura la creación adicional de nuevas oficinas regionales para «diplomacia preventiva», el fortalecimiento del sistema de derechos humanos y el despliegue de pequeños equipos de apoyo para ayudar a autoridades nacionales a resolver crisis.

También marca pasos para acelerar la formación de las misiones de paz, o su rápida adaptación a las nuevas necesidades, y la formación de operaciones específicas para determinadas tareas, con mayores niveles de flexibilidad que los actuales.

Asimismo, las recomendaciones incluyen llamamientos a los países que contribuyen con tropas para que no se vuelvan a producir casos de abusos sexuales de parte de militares como ha ocurrido en algunos países africanos.

«No podemos ser la fuente de un sufrimiento adicional», sostiene Ban en su mensaje.

Un alto funcionario de la ONU que delineó algunos puntos de este trabajo, que prefirió no ser identificado, reconoció que el enfoque tradicional que han tenido hasta ahora las operaciones de paz «no estaban funcionado».

«Tenemos que modificarlo, adaptarnos a las condiciones cambiantes (…), usar todas las herramientas del sistema de la ONU», añadió. «La parte que mayores desafíos representa es el cambio de mentalidad», agregó el alto funcionario.