Activistas opositores desestimaron este lunes el anuncio de la disolución de la policía de la moral en Irán y advirtieron que las autoridades seguirán aplicando sus estrictas normas sobre la vestimenta de las mujeres.

El fiscal general de Irán anunció el fin de semana la disolución de esta unidad especial de la policía, encargada de hacer cumplir el código de vestimenta y que tiene la potestad para detener a las mujeres que consideren que llevan el pañuelo de forma inapropiada.

El sorprendente anuncio se produjo cuando la República Islámica se enfrenta a una oleada de protestas, desencadenadas por la muerte de Mahsa Amini, una joven de 22 años, que fue detenida por la policía de la moral por supuestamente llevar mal el velo.

La declaración del fiscal general, Mohammad Jafar Montazeri, parecía ser una respuesta improvisada a una pregunta en una conferencia, lo que dejaba mucho margen a la interpretación, en lugar de un anuncio preparado sobre esta unidad, que está dirigida por el ministerio del Interior y no por el poder judicial.

Pero, incluso si se disuelve esta unidad, su supresión no supondría ningún cambio en la política iraní de imponer el velo obligatorio a las mujeres —un pilar ideológico clave para sus dirigentes clericales—, sino un cambio de táctica en cuanto a la forma de aplicarlo, advierten los activistas.

Sería “probablemente demasiado poco y demasiado tarde” para los manifestantes, que exigen ahora un cambio de régimen y no sólo una relajación de las normas de vestimenta, dijo a la AFP Roya Boroumand, cofundadora del grupo de derechos Abdorrahman Boroumand Center, con sede en Estados Unidos.

“Desobediencia civil”

“A menos que eliminen todas las restricciones legales sobre la vestimenta de las mujeres y las leyes que controlan la vida privada de los ciudadanos, esto es sólo una medida de relaciones públicas”, estimó Boroumand.

Según ella, “aunque no haya policía de la moral, nada impide que otras fuerzas del orden apliquen estas leyes discriminatorias”.

La policía de la moral, conocida como Gasht-e Ershad [patrullas de orientación], comenzó a circular por las calles en 2006, tras su creación durante la presidencia del ultraconservador Mahmud Ahmadineyad [2005-2013].

Pero la cúpula clerical de Irán venía aplicando normas de vestimenta, incluido el pañuelo obligatorio que las mujeres deben llevar en público, desde mucho antes.

Bajo el último sha, Mohammad Reza Pahlavi, las mujeres podían vestir como quisieran, y muchas adoptaron un estilo similar al de los países occidentales. Su padre y predecesor, Reza Shah, había ido un paso más allá en un edicto emitido en 1936, que pretendía prohibir todos los velos y pañuelos islámicos.

Desde el inicio del movimiento de protestas, hay cada vez más mujeres que salen a la calle sin el velo, especialmente en el norte acomodado de Teherán, la capital.

Pero el movimiento, alimentado también por años de enfado por los problemas económicos y la represión política, exige ahora también el fin de la República Islámica dirigida por el ayatolá Alí Jamenei.

La violenta represión de las protestas ha dejado al menos 448 muertos, según la organización Iran Human Rights (IHR), con sede en Noruega.

Para Omid Memarian, analista de Irán para Democracy for the Arab World Now (DAWN) “la supuesta suspensión” de la policía de la moral “no significa nada, pues ya se había vuelto irrelevante debido al nivel masivo de desobediencia civil de las mujeres y al desafío de las normas relacionadas con el hiyab”.

“Pilar de la República Islámica”

No obstante, para el analista, el uso obligatorio del velo es “uno de los pilares de la República Islámica”. “Abolir esas leyes y estructuras significaría un cambio fundamental en la identidad y la existencia de la República Islámica”, señaló.

El lunes en Irán reinaba cierta confusión sobre el anuncio de Montazeri, ya que sólo dos diarios reformistas publicaron la noticia en su portada y los medios conservadores lo ignoraron en gran medida.

“El fin de la policía de la moral”, titulaba el diario Sazandegi. Pero el periódico Sharq se mostró más prudente. “¿Es el fin de las patrullas?”, se preguntaba, señalando que el servicio de comunicación de la policía no lo habían confirmado.

“No debemos dejarnos engañar por las maniobras que emplea la República Islámica en momentos de desesperación, ya que podrían volver con otras políticas y medidas restrictivas”, dijo Omid Memarian.

El hiyab “sigue siendo obligatorio”, dijo Shadi Sadr, cofundadora de la ONG Justice for Iran, con sede en Londres. Aunque las protestas comenzaron por la muerte de Amini, “los iraníes no descansarán hasta que el régimen desaparezca”, estimó.