El estado de Oregón, especialmente la ciudad de Portland, no ha dejado de protestar desde hace cinco semanas consecutivas en contra del racismo y de los abusos policiales que se viven en el país. Como suele ocurrir en este tipo de manifestaciones, hay pequeños grupos que han llegado a la violencia con las autoridades, desatando el caos en algunas jornadas.

Sus ciudadanos aún no olvidan el asesinato de George Floyd en manos de un policía en la ciudad de Minneapolis. Con el pasar de las semanas se tumbó una estatua de George Whashington, se incendió un recinto policial y este fin de semana se tumbaron barricadas y se intentó ingresar en algunos edificios de la ciudad.

Se trata, además, de una ciudad y un estado marcados por constantes tensiones históricas cuya población siempre ha estado muy dividida. “La historia te dirá que es una ciudad que es y ha sido racista. Oregon fue creado como utopía blanca”, afirmó en un evento reciente Sam Sachs, uno de los miembros de la comunidad.

El conflicto racial se ha visto desde 1800, cuando las leyes todavía prohibían a los afrodescendientes a permanecer fuera de la ciudad. Incluso cerca al 1900 la Junta de Bienes Raíces de la ciudad estableció un reglamento para prohibir que los agentes inmobiliarios blancos le vendieran a los afrodescendientes.

Durante un evento el pasado domingo, el pastor JW Matt Henneessee afirmó: “¿Quieres saber cómo se ve el cansancio? Pregúntanos cómo se ve el cansancio. Porque somos nosotros quienes no pudimos comprar una casa o alquilar un lugar cerca de cierta zona porque nadie quería que personas como nosotros estuviéramos allí. No podíamos ir a esta o aquella escuela o no podíamos hacer cosas diferentes”.

Además, agregó: “Es muy importante que nos unamos, y no estoy tan preocupado porque estemos cansados, estoy muy preocupado por el mundo que podemos hacer juntos”.

El presidente de EE.UU., Donald Trump, sin embargo, poco o nada hace caso a los pedidos de cambio. De hecho amenazó este lunes con enviar más fuerzas federales del orden público a ciudades como Nueva York, Chicago, Oregon, Filadelfia y Baltimore, entre otras, para contener la violencia que consideró está “peor” que en Afganistán.

“No vamos a dejar que Nueva York, Chicago, Filadelfia, Detroit y Baltimore, Oregon y todo esto, Oakland, sean un desastre. No vamos a dejar que esto suceda en nuestro país”, afirmó Trump durante una comparecencia ante la prensa en la Casa Blanca, donde ayer recibió a los líderes republicanos en el Congreso.

A tal punto ha llegado la tensión con el mandatario estadounidense, que en sus últimas declaraciones defendió el despliegue de tropas federales en Portland. La reacción de la ciudad fue sorpresiva, pues este fin de semana demandó a varias agencias del Gobierno por “violar los derechos civiles” de los manifestantes en esa ciudad.

“Estamos enviando la aplicación de la ley”, respondió el gobernante consultado sobre el despliegue de tropas federales a ayudar a la policía local. Trump le respondió y afirmó que “Portland estaba totalmente fuera de control” y señaló que las fuerzas federales “han hecho un trabajo fantástico en tres días, en muy poco tiempo”.

El gobernante se quejó de que esas ciudades están dirigidas por “demócratas liberales, de izquierda radical”. También se quejó de las muertes en Chicago, donde, aseguró, fueron asesinadas 18 personas este fin de semana. “Esto es peor que Afganistán, por mucho. Esto es peor que cualquier cosa que alguien haya visto. Todos dirigidos por los mismos demócratas liberales”, sentenció.

Diferentes autoridades de la ciudad de Oregón han inervenido para oponerse el presidente. De hecho, este domingo se conoció que la fiscal general de Oregon, Ellen Rosenblum, exigió que el Gobierno federal detenga sus polémicas tácticas para hacer frente a las protestas en Portland.

En los últimos días, agentes federales del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y otras agencias se han desplazado a Portland con el argumento de que se les necesita para contener unas protestas por el racismo que ya duran más de 50 días, pero las autoridades locales han denunciado que están empeorando las cosas. En los videos y las fotos que circulan por internet se ven enfrentamientos y cómo la policía dispara gases lacrimógenos contra los manifestantes.

Además, se han visto agentes federales con uniformes de combate deteniendo a la gente que protestaba en la calle, en algunos casos supuestamente sin identificarse y usando vehículos sin sello oficial. “Su presencia aquí está provocando más violencia y más vandalismo. Y no nos están ayudando en absoluto. No queremos que estén aquí; de hecho, queremos que se vayan”, dijo el domingo el alcalde de Portland, el demócrata Ted Wheeler, a la cadena CNN.