Una conferencia sobre la tortura, organizada por la ONU en colaboración con las autoridades egipcias, ha levantado una gran polémica, que no cesa incluso después de que se anunciara la suspensión de esta cita, considerada poco oportuna en un país que ONG locales califican de «capital de la tortura».

El portavoz de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, Rupert Colville, confirmó a Efe que la «Conferencia regional sobre definir y criminalizar la tortura en la legislación del mundo árabe» fue pospuesta, pero no anulada del todo.

«La cuestión de la tortura, y cómo prevenirla, es de gran importancia (…) Por ello, creemos que celebrar esta conferencia en Oriente Medio y el Norte de África es un esfuerzo que vale la pena, para que contribuya a mejorar la situación en esta región donde la tortura sigue siendo un gran problema en muchos países», explicó el portavoz en una nota.

Reconoció el «creciente malestar» en el seno de la sociedad civil por la elección de Egipto como lugar de celebración, que Colville defendió porque el objetivo era precisamente «intentar reducir la tortura en un país y en toda la región donde tiene lugar».

Tras el paso de la ONU, catorce organizaciones de derechos humanos locales dieron la bienvenida a la decisión, que, según un comunicado, fue tomada gracias a la presión de activistas egipcios y de actores internacionales.

Sin embargo, en la nota exigieron que todas las partes continúen ejerciendo presión hasta que se cancele definitivamente la opción de celebrarla en Egipto y se elija un país alternativo en el que se den «los estándares mínimos de respeto de los derechos humanos».

Según Colville, «cuándo y dónde tendrá lugar finalmente depende de posteriores consultas» que lleva a cabo la ONU.

La conferencia estaba prevista para el 4 y el 5 de septiembre y fue organizada por la Oficina de Derechos Humanos de la ONU y el egipcio Consejo Nacional para los Derechos Humanos, que ha sido criticado anteriormente por encubrir violaciones de las autoridades en el país.

La tortura en Egipto

«Es irónico que el Gobierno egipcio, que quería acoger una conferencia internacional, persigue a los activistas y defensores de derechos humanos que colaboran con la ONU, fabrica cargos contra ellos y los encarcela», denunciaron las ONG en su escrito y citaron a Ibrahim Metwali, arrestado en 2017 en el aeropuerto de El Cairo cuando se dirigía a Ginebra para participar en un encuentro de Naciones Unidas sobre desapariciones forzosas.

Además, destacaron que «las prácticas del Gobierno egipcio no reflejan que haya una voluntad de luchar contra la tortura, sino todo lo contrario», y acusaron a las autoridades de ser el principal perpetrador.

Por su parte, el político Mohamed Anwar El Sadat, expulsado del Parlamento por su postura crítica, consideró que la suspensión de la conferencia muestra el conflicto entre el Gobierno, que asegura que los casos de tortura son «limitados e individuales», y la sociedad civil, que denuncia que la tortura es «sistemática y rampante».

Por ello, señaló en un comunicado que, para que la conferencia sea tomada en serio en un futuro, los organizadores deberían mostrar los datos y conclusiones que manejan sobre la tortura y no «montar un espectáculo mediático para encubrir» la realidad.

ONG internacionales y locales denuncian desde hace años que la tortura es endémica en las comisarías y cárceles de Egipto, desde la época del exdictador Hosni Mubarak (1981-2011) hasta la actualidad, contra los presos políticos, pero también los delincuentes comunes e incluso ciudadanos extranjeros.