El domingo, en el estado de Mérida, oeste de Venezuela, las Iglesias se vieron obligadas a dar una «comunión espiritual». El desabastecimiento de productos de la canasta básica impidió que los párrocos de esa zona del país pudieran darle la tradicional hostia (trozo de pan) a cada uno de los católicos que asistieron a la misa dominical.

Sin harina de trigo no se puede elaborar este símbolo católico de consagración. Según el padre Edward Molina, la harina está escasa “como todas las cosas del país”.

Ante esta carencia, párrocos de Mérida están pidiendo a los feligreses que lleven harina a las monjas que producen las hostias. “Los párrocos le hemos tenido que pedir a los fieles que lleven harina para las hermanas religiosas que lo preparan” dijo Molina a Blu Radio. 

El padre afirma que aún no han llegado al punto límite de no contar con este producto en las homilías, pero cuando esto pase se verán obligados a continuar con las «comuniones espirituales», que procuran dar el mismo efecto que las hostias: el acceso simbólico a Dios.

«Se hace la comunión espiritual, una oración que, no es que sustituya, pero donde se pide al Señor que se haga presente espiritualmente”, explica el párroco a Blu radio. 

Para finales de 2017, los productos que más escasearon en Venezuela fueron la leche en polvo, la margarina, el azúcar, el aceite de maíz, el queso amarillo, las arvejas, las lentejas, el arroz, la harina de trigo, el pan, las pastas, la harina de maíz, el café y la mayonesa. Solo estos alimentos representan más del 24% de lo que contiene la canasta familiar.

Este desabastecimiento, producido por diversas causas como la nacionalización de empresas o restricciones en la importación de productos, ha producido un déficit nutricional infantil de 68%. 

Por el momento, los padres, como muchos venezolanos, optaron por la recursividad y están partiendo en dos las hostias para economizarlas.