De acuerdo con el reporte final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, que presentó en 2015 su informe final sobtre hechos sucedidos en Canadá, «uno de los capítulos más oscuros de la historia del país ocurrió en las residencias escolares en donde unos 150 mil niños indígenas fueron internados por la fuerza».

Durante seis años, según admitió el primer ministro Justin Trudeau al recibir el reporte final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, se cometieron una serie de abusos contra los niños. Testimonios reunidos por el organismo investigador dan cuenta de que muchos niños de las llamadas Primeras Naciones, concentradas en el norte de Canadá, «fueron objeto de abusos físicos, psicológicos y sexuales perpetrados por sacerdotes católicos».

De acuerdo con el reporte, fueron 150.000 niños indígenas los que terminaron internados en estas escuelas administradas por sacerdotes católicos, la última de las cuales funcionó hasta 1996. El informe encontró que, debido a estos abusos, muchos de los miembros de estas comunidades indígenas sufren de depresión, son alcohólicos y hay casos de suicidios.

Dos años después de recibir el informe, el primer ministro Trudeau invitó al papa Francisco a viajar a Canadá para pedir disculpas a los pueblos indígenas en pro de la reconciliación. Este miércoles llegó la respuesta del Vaticano, que lamentó Trudeau.

Según dijo el primer ministro canadiense, quedó «muy decepcionado» de que el papa Francisco se negara a ofrecer personalmente unas disculpas a los niños aborígenes canadienses por haber sido arrancados de sus familias y sometidos a abusos sexuales en internados católicos.

«Después de examinar cuidadosamente la solicitud» de una disculpa formal de la Iglesia, el papa «consideró que no puede responder personalmente», escribió el obispo Lionel Gendron, presidente de la Conferencia Episcopal Canadiense, en una carta a los pueblos indígenas.

«Estoy muy decepcionado por la decisión de la Iglesia Católica de no ofrecer una disculpa por los internados», dijo Trudeau a periodistas.

El obispo Gendron, «consciente del dolor» de las víctimas y sus familias, alentó a los obispos a continuar «comprometidos con una intensa labor pastoral para la reconciliación, la sanación y la solidaridad con los pueblos autóctonos».

Una respuesta sorprendente, pues el papa Francisco ha ofrecido excusas varias veces a todas las víctimas de pederastia de la Iglesia Católica. Hace poco reiteró la severidad con la que castigará este tipo de conductas hacia menores de parte de los sacerdotes.

Francisco ha escrito el prefacio del libro de Daniel Pittet titulado «Lo perdono, padre», en la que cuenta una historia de abusos cuando era niño por parte de un cura y que el papa define «un testimonio necesario, valioso y valiente».

«Hemos declarado nuestro deber actuar con severidad extrema contra lo sacerdotes que traicionan su misión y con la jerarquía, obispos o cardenales, que los protejan como ha sucedido en pasado», escribe el pontífice en esta introducción publicada por algunos medios italianos.