El primer ministro etíope, Abiy Ahmed, ordenó este jueves, al expirar un ultimátum de 72 horas, el inicio de una ofensiva final contra las autoridades disidentes del Tigré, asediados en Mekele, capital de medio millón de habitantes de esta región del norte de Etiopía.

“La última puerta de salida pacífica de la junta del TPLF se cerró por la arrogancia” de los líderes disidentes, explicó Ahmed, al cumplirse este ultimátum, que ya había sido rechazado por las autoridades regionales del Frente de Liberación del Pueblo de Tigré (TPLF).

El ejército recibió la orden de “llevar a cabo la última fase” de la operación lanzada el 4 de noviembre contra el TPLF -que desafía su autoridad desde hace varios meses- indicó Ahmed en su cuenta Facebook. El primer ministro prometió que “se hará todo para que la ciudad de Mekele (…) no sufra daños graves” y “para proteger a los civiles”.

“Si la criminal banda del TPLF hubiera optado por rendirse pacíficamente, la campaña (militar) habría terminado con un mínimo de daños”, subrayó el premio Nobel de la Paz 2019, y recordó que había dado a los dirigentes del Tigré “múltiples oportunidades de rendirse pacíficamente en las últimas semanas”.

El primer ministro -que afirma que “miles de combatientes del TPLF se han rendido”- instó además a “los habitantes de Mekele y sus alrededores a entregar las armas, mantenerse alejados de los objetivos militares y tomar todas las precauciones necesarias”.

Imposible verificar

Es imposible saber este jueves si las operaciones militares contra Mekele han comenzado, ya que Tigré está casi aislado del mundo, lo que hace difícil verificar con una fuente independiente los anuncios de un campo u otro.

Así, no se sabe a qué distancia de la ciudad está el ejército federal que, en los últimos días, anunció que convergía hacia Mekele, mientras el TPFL aseguraba infligirle varios reveses. Fuentes diplomáticas indicaron el miércoles a la AFP que las fuerzas federales se encontraban a menos de 30 km al norte y al sur de Mekele.

Abiy Ahmed justificó el envío del ejército en noviembre al Tigré tras acusar al TPLF de haber atacado dos bases militares federales en la región, lo que niegan las autoridades locales. Desde 1991, tras derrocar a un régimen militar-marxista en Adís Abeba, el TPLF llegó a controlar el poder en Etiopía durante más de 25 años, hasta ser progresivamente marginado por Abiy cuando éste llegó al poder en 2018.

El miércoles, horas antes de que expirara el ultimátum dado al TPFL, Abiy Ahmed instó a la comunidad internacional a no interferir en el conflicto del Tigré. El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, Estados Unidos y la Unión Europea hicieron un llamado para poner fin a estos combates.

“Instamos respetuosamente a la comunidad internacional a abstenerse de toda injerencia no deseable e ilícita y a respetar los principios fundamentales de no intervención del derecho internacional”, pidió el primer ministro etíope en un comunicado

El conflicto, que ha llevado a más de 40.000 etíopes del Tigré a refugiarse en Sudán, ha causado centenares de muertos hasta ahora, pero no existe aún un balance preciso sobre las víctimas de los combates.