El 11 de julio de 1995, la República Socialista de Bosnia y Herzegovina fue el escenario de la masacre más grande en suelo europeo después del holocausto judío, durante la Segunda Guerra Mundial. Más de 8.000 musulmanes bosnios fueron masacrados en la pequeña población de Srebrenica por el ejército de los serbios en Bosnia, en medio del conflicto que se desencadenó al desintegrarse la antigua Yugoslavia.

La pequeña región de Srebrenica, al este de Bosnia Herzegovina había sido declarado un lugar seguro por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y estaba custodiada por 200 cuerpos de paz de nacionalidad holandesa. Allí llegaron centenares de refugiados musulmanes que huían de los ataques de los serbios de Bosnia, comandados por Ratko Mladic que, acosado por las fuerzas de la OTAN para suspender el cerco que sus tropas mantenían en Sarajevo, decidió atacar las áreas de seguridad donde cientos de refugiados eran protegidos por la ONU.

A la llegada de las tropas de Mladic, los casos azules holandeses encargados de la custodia de Srebrenica huyeron cuando se vieron superados en número. Por esto, casi treinta años después, la Corte de Apelaciones de la Haya declaró al estado holandés parcialmente responsable del genocidio y lo condenó a pagar el 30% de los daños y perjuicios que los familiares de las víctimas reclaman.

“Tal vez no habrían sobrevivido, porque los serbios de Bosnia habrían bloqueado el acceso de insumos (como agua y comida) o habrían sacado a la fuerza a los hombres que estaban en el complejo. Sin embargo, en eses casos ellos habrían tenido la posibilidad de vivir” se lee en el fallo que se dio a conocer ante las madres de las víctimas que solicitaban que el estado Holandés se encargara de indemnizar a la totalidad de los afectados por la masacre.

No es la única demanda que Holanda afronta por su actuación en la guerra de Bosnia Herzagovina. Los mismos cascos azules cuya huida permitió la mascare han interpuesto acciones legales en contra del estado holandés por haberlos enviado a cumplir “una misión irrealista en circunstancias imposibles”.

Entre tanto, Ratko Mladic el comandante bosnio serbio responsable por la masacre espera ser condenado por genocidio por el Tribunal para la Antigua Yugoslavia, en la Haya. Mladic también es procesado por los crímenes de guerra ocurridos en el sitio a Sarajevo que  dejó más de diez mil personas muertas entre el entre 1992 y 1996.

Después de la guerra, Mladic duró 16 años prófugo de la justicia. En mayo de 2011 después de años de presión por parte de la comunidad internacional Mladic fue arrestado en la pequeña villa de Lazarevo, a unos 80 kilómetros de Belgrado, la capital serbia.  Desde allí fue extraditado a la Haya donde se declaró inocente después de calificar sus dos cargos por genocidio y sus otros nueve por crímenes de guerra en contra de la humanidad “repugnantes y monstruosas”.

El juicio contra Mladic es el último en manos del Tribunal para la Antigua Yugoslavia que, cuando fue creado, en 1993 fue el primera tribunal internacional creado exclusivamente para pronunciarse sobre crímenes después de la Segunda Guerra Mundial.