A partir del 1 de agosto, cualquier estadounidense con Internet hubiera podido descargar de manera gratuita planos para fabricar armas en su propia casa. Luego de una larga batalla judicial, el pasado junio el gobierno autorizó la publicación en línea de instrucciones de fabricación de armas en impresoras 3-D, algo que ha levantado la polémica en Estados Unidos. Sin embargo, a un día de la implementación de la medida la justicia de Estados Unidos la bloqueó.

El revuelo lo está liderando Defense Distributed, una organización con sede en Texas (EE.UU.) que lleva una larga disputa judicial desde 2009 hasta que Trump aceptó llegar a un acuerdo. El fundador del grupo es Cody Wilson, un estudiante de derecho de la Universidad de Texas, quien hace unos años fabricó una pistola con una impresora 3D que compró por Ebay, por US $6.000.

En 2013 fue la primera vez que publicó los planos de fabricación de la pistola, con la firme convicción de democratizar el uso de las armas de fuego en el país. A pesar de haber sido bloqueado por el gobierno estadounidense, Wilson no se detuvo y fue un poco más allá, desarrollando una impresora 3D para fabricar armas mucho más avanzadas que las que construyó inicialmente.

Hace un par de años, en 2016, confesó su gran admiración por Donald Trump, a quien calificó de genio. En entrevista con Reason Wilson aseguró: «No importa cuáles fueron los orígenes de la Segunda Enmienda, con Internet podemos transformar esto en un derecho a la resistencia a escala mundial. El gobierno, en ciertos casos, especialmente en los de armas de fuego, se limita a hacer ruido con las palabras ‘seguridad nacional’ sin hacer un reclamo específico».

Luego, señaló: «Hay un cierto realismo político aquí. Si tienes los implementos, fuera de la observación federal, tienes ciertas capacidades políticas que, tal vez, tu vecino no tiene. Ni siquiera estoy seguro si soy un anarquista. Me siento como algo más profundo y para nada preocupado por los asuntos de los hombres».

Algunos, como la organización Propietarios de Armas en EE.UU. (GOA, por sus siglas en inglés), han apoyado el proyecto de Wilson, pues  «este pacto significa libertad y está acorde con la Segunda Enmienda» de la Constitución estadounidense, que protege el derecho a portar armas, explicó a Efe Jordan Stein, director de comunicaciones de este grupo.

«Los que odian las armas siempre quieren centrarse en sus usos ilícitos e ignoran la abrumadora cantidad del bien que hacen. De hecho, las armas de fuego se usan de 16 a 100 veces más a menudo para salvar vidas que para quitarlas», argumentó Stein.

Esta vez Wilson llegó a estar muy cerca de lograr su objetivo, antes de que la justicia de EE. UU torpedeara sus planes.  Uno de los grupos que presionó en las últimas semanas para que imprimir armas 3D en casa no fuera legal ha sido el Centro Brady para Prevenir la Violencia de las Armas de Fuego.

Su director legal, Jonathan Lowy, señaló a Efe que los principales problemas de estas armas son que no tienen número de serie, por lo que son «imposibles de rastrear» y que son de plástico, es decir, «indetectables» para los localizadores de metales de aeropuertos y edificios.

«Es obvio que dejar a cualquier persona -terroristas, maltratadores domésticos y gente inestable mentalmente- que descargue e imprima armas es muy peligroso y perturbador», sentenció Lowy.