Al forzar la dimisión, este miércoles, del viceprimer ministro británico, Damian Green, quien admitió haber mentido acerca del hallazgo de imágenes pornográficas en su ordenador, Theresa May se quedó un poco más aislada al frente del Gobierno británico.

Puesto en tela de juicio por acoso sexual tras el escándalo Weinstein, Damian Green también fue acusado de poseer contenido pornográfico «extremo» en su ordenador de parlamentario en 2008, lo que él negó categóricamente así como las demás acusaciones.

Tras una investigación dirigida por los servicios de Downing Street, se concluyó que Green había sido bien informado por la policía del hallazgo de estas imágenes, lo que él negó.

En un mensaje enviado a Theresa May, publicado por Downing Street, Green admitió haber hecho declaraciones «inexactas y engañosas».

«Reconozco que debería haber sido más claro en mis declaraciones a la prensa»,escribió. La policía «habló con mis abogados en 2008 sobre la pornografía en mi ordenador, y mencionó el tema conmigo durante una conversación telefónica en 2013».

Con todo, sigue rechazando «las acusaciones infundadas y profundamente hirientes» de que habría visionado o descargado contenidos pornográficos.

Ante un comportamiento que «sobrepasa el código de conducta ministerial», según la carta que le envió de vuelta Theresa May, la primera ministra le pidió su dimisión.

‘Débil y estable’

May se declaró «extremadamente triste» por haber tenido que exigir la dimisión de alguien a quien conocía desde la universidad, y recordó que ambos han sido «amigos y colegas a lo largo de sus vidas políticas».

Damian Green representaba uno de los escasos apoyos incondicionales de May, que tiene que gestionar un gobierno dividido por la cuestión del Brexit y ante el que tendrá que imponer su autoridad para resolver ciertos asuntos esenciales en las negociaciones sobre la futura relación del Reino Unido con la Unión Europea, que empezarán en 2018.

La salida del viceprimer ministro merma un poco más la imagen del Ejecutivo, ya perjudicada en noviembre con las dimisiones de dos de sus miembros.

El ministro de Defensa, Michael Fallon, dimitió tras haberse visto salpicado por un escándalo de acoso sexual, mientras que Priti Patel, secretaria de Estado para el Desarrollo Internacional, tuvo que dejar sus funciones por haber mantenido reuniones en secreto con altos responsables israelíes.

Pero este nuevo contratiempo no debería provocar una crisis grave, apuntó el miércoles por la noche Laura Kuenssberg, jefa del servicio político de la BBC, subrayando que Damian Green no era muy conocido por el público en general.

«El gobierno, según la broma que corre por Westminster, se ha vuelto ‘débil y estable’, después de que el 10 de Downing Street recuperara un cierto control de la agenda en las últimas semanas», agregó. Por otro lado, una eventual dimisión de Theresa May, de la que tanto se habló tras las elecciones legislativas de junio, cuando perdió la mayoría absoluta, parece estar cada vez menos de actualidad.

El informe de la investigación publicado por Downing Street tampoco saca ninguna conclusión acerca de las acusaciones de una exmilitante del Partido Conservador, Kate Maltby, que afirmó que Damian Green le había puesto una mano en la rodilla en un pub en 2015, y que le había enviado un SMS «sugerente».

En su carta, Damian Green «no reconoce los hechos descritos» por la joven, pero reconoce y lamenta el «sufrimiento» que le haya podido causar. «Es bueno que usted se haya disculpado», comentó May.