Vamos a explorar, de manera breve, por qué la nueva opinión de la Corte Suprema causará un terremoto político y social en el país. Antes de comenzar, un poco de contexto.

¿Qué hizo Roe vs. Wade?

Ojo: es muy importante entender la opinión sobre este caso. La decisión de la Corte Suprema sobre Roe vs. Wade en 1973 no legalizó el aborto en Estados Unidos –eso es tarea del Congreso–, sino que dictaminó que la Decimocuarta Enmienda de la Constitución estadounidense protege la libertad de las mujeres para abortar sin restricciones gubernamentales.

Tal enmienda contiene la Cláusula del Debido Proceso y la Cláusula sobre protección igualitaria, ratificadas entre 1866 y 1868. Estas proporcionan un “derecho a la intimidad”, por lo que una mujer puede elegir si quiere o no abortar. La Corte, entonces, sopesando la protección de la mujer y la de la vida prenatal, resolvió que los gobiernos estatales no pueden prohibir los abortos en el primer trimestre, pero podían exigir regulaciones razonables durante el segundo trimestre de embarazo. También se concluyó que los abortos podrían prohibirse por completo durante el tercer trimestre, salvo algunas excepciones.

A partir de entonces, a pesar de que la Corte calificó como “fundamental” el derecho a decidir, comenzó una batalla enorme entre activistas a favor y en contra del aborto, y los estados más conservadores impusieron de poco a poco regulaciones no razonables para evitar que las mujeres pudieran abortar.

En 1992 se presentó un desafío a la decisión con el caso Planned Parenthood vs. Casey. La clínica Planned Parenthood en Pensilvania impugnó al entonces gobernador del estado, Robert P. Casey, por los requisitos que había impuesto para poder abortar en el estado, como un periodo de espera, notificación del cónyuge y consentimiento para los menores. La Corte reafirmó su posición sobre el derecho de la mujer a decidir, pero abandonó el marco anterior y adoptó uno en el que el criterio para las regulaciones estaba basado en la viabilidad del feto. Dichos desafíos comenzaron a verse reflejados en la tasa de abortos a nivel nacional. Aunque el aborto es legal, los estados más conservadores impusieron trabas burocráticas para que acceder a la interrupción del embarazo fuera casi imposible para una mujer, especialmente en el sur del país.

¿Cuál es el caso de Dobbs?

En 2018, el estado de Mississippi adoptó una ley que prohíbe las operaciones de aborto después de las primeras 15 semanas de embarazo, marcando un claro desafío a Roe vs. Wade. Incluso, la Corte de Apelaciones del Quinto Circuito de EE. UU., la más conservadora del país, bloqueó dicha ley señalando que violaba el precedente que dictó la Corte en 1973. Sin embargo, el estado de Mississippi apeló ante la Corte Suprema. Fue así como Dobbs llegó al máximo tribunal.

Los demandantes, encabezados por el oficial de salud estatal de Mississippi, Thomas E. Dobbs, se preguntan sin todas las prohibiciones previas a la viabilidad del feto son inconstitucionales.

Si la Corte Suprema opina que no, y afirma que la ley de Mississippi no impone una carga indebida a las mujeres que buscan un aborto, el tribunal permitirá que cada estado formule sus propias leyes frente a la interrupción del embarazo.

¿Qué dirá la Corte?

“Roe estaba terriblemente equivocado desde el principio. Su razonamiento fue excepcionalmente débil y la decisión ha tenido consecuencias perjudiciales. Y lejos de lograr un acuerdo nacional sobre el tema del aborto, Roe ha inflamado el debate y profundizado la división. Es hora de hacer caso a la Constitución y devolver el tema del aborto a los representantes electos del pueblo”, comentó Alito.

La conclusión para el juez, según el borrador, “es que el derecho al aborto no está profundamente arraigado en la historia y las tradiciones de la Nación. Por el contrario, una tradición ininterrumpida de prohibir el aborto bajo pena de castigo criminal persistió desde los primeros días del common law hasta 1973″. El informe de Politico dijo que los jueces que votaron para apoyar la opinión del juez Alito fueron Clarence Thomas, Neil Gorsuch, Brett Kavanaugh y Amy Coney Barrett.

La opinión final, cabe resaltar, no está escrita y la votación final podría cambiar. Sin embargo, la mayoría republicana en la Corte no augura un buen futuro para Roe y para el derecho a elegir en Estados Unidos.

Ahora sí entramos en materia: ¿qué pasará si Roe vs. Wade es desmembrado?

El panorama general del país respecto al acceso al aborto lo podemos observar en el siguiente mapa:

Oklahoma se convirtió recientemente en el único estado que ha declarado ilegal el aborto en el país, adelantándose a la decisión de la Corte Suprema. Ahora, las noticias son más positivas para unos estados que para otros:

¿Qué pasará?

En primer lugar, prohibir el aborto podría empeorar la crisis de mortalidad materna en Estados Unidos, como le advirtió la Dra. Judette Louis, cabeza del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Universidad del Sur de Florida. Para millones de mujeres, terminar un embarazo porque su salud está en riesgo no será una posibilidad.

La tasa de muertes relacionadas con el embarazo en Estados Unidos ya es la más alta del mundo desarrollado.

¿En qué influye el derecho a elegir sobre esta tasa?

Los estados donde hay menos restricciones para abortar tienen una tasa más baja de mortalidad materna. Los más restrictivos, en cambio, tienen una mortalidad materna total más alta. Un equipo de investigadores de Tulane reconoció la tendencia.

“(Por eso) es de vital importancia que las políticas a nivel estatal relacionadas con el acceso de las mujeres a los servicios integrales de atención de la salud reproductiva, incluido el aborto, estén basadas en evidencia y guiadas por el objetivo principal de mejorar la salud de las mujeres y reducir la mortalidad materna”, dijo Dovile Vilda, profesor del Departamento de Ciencias Sociales, del Comportamiento y de la Población y autor principal del estudio de la Universidad de Tulane sobre mortalidad materna.

Sin embargo, los gobiernos estatales, en lugar de facilitar el acceso al aborto, lo han dificultado mucho más. El cierre de clínicas proveedoras de este servicio es un reflejo de esta situación. Hoy se encuentran menos de 1.000 clínicas de aborto en Estados Unidos, un país con una población de alrededor de 64 millones de mujeres y niñas en edad reproductiva.

La situación es particularmente grave en el sur de Estados Unidos, donde se encuentran los gobiernos más conservadores. Sin clínicas a las que acudir, las mujeres del sur deben recorrer distancias de hasta 600 km para poder acudir a un centro donde le realicen la cirugía.

Si la Corte Suprema decide revertir la opinión sobre Roe vs. Wade, 26 estados actuarán de inmediato para limitar casi en su totalidad o prohibir por completo el aborto. Esto no significaría el fin del aborto en el país. Lo que haría sería retirarle un derecho a las mujeres en estos estados y obligarlas a recorrer una distancia aún mayor para poder abortar. Las mujeres de condados como Cameron, en Texas, necesitarían viajes de más de 1.200 km para poder abortar.

Además del aumento en el recorrido, las mujeres se enfrentan a complicaciones en su salud con estos cambios. Los tiempos de espera para abortar en los estados del sur se hacen cada vez más altos por las restricciones de los gobiernos conservadores.

Viajar, además de extender el tiempo, también representa un costo enorme que no está al alcance del bolsillo de todas las mujeres. Cabe destacar que, entre más tarde se realice la cirugía, más costosa se vuelve esta. Las mujeres que buscan abortos tienen una probabilidad desproporcionada de tener bajos ingresos y la mayoría ya tiene hijos.

Esta es una situación que ha llamado la atención de los estados más liberales que permiten abortar, pues están recibiendo cada vez más mujeres de otros estados para solicitar una interrupción de sus embarazos, por lo que se está presentando una sobrecarga en los sistemas de salud de los estados demócratas. En estados como Nuevo México, se ha podido observar que están abortando más mujeres de otros estados que las residentes de este lugar.

Por lo menos 33 millones de mujeres en edad reproductiva están en riesgo de perder el acceso al aborto. Si Roe vs. Wade cae, no solo representará un golpe enorme para las mujeres residentes de estados donde el acceso al aborto quedará restringido, sino para toda la nación en general. El sistema de salud deberá prepararse para el peor de los escenarios.