Vladímir Putin y Donald Trump habían acordado hace dos días un alto al fuego en el suroeste de Siria. Las armas se silenciaron por un rato, después de años de guerra, y el país respiró un poco de optimismo. Tanto en la ciudad de Daraa, donde se enfrentan fuerzas leales al gobierno sirio con milicias alzadas, como en las áreas fronterizas con Israel y Jordania, reinó la calma.

Sin embargo,ya terminó la tregua. Los rebeldes han perdido 300 kilómetros cuadrados de la provincia de Al Sueida, donde las autoridades aseguran que persiguen al grupo Estado Islámico (EI), cuyo líder fue dado por muerto hoy por el Observatorio Sirio para Refugiados, aunque la noticia fue desmentida por EI.

El portavoz del Ejército de los Libres de las Tribus, Mohamed Adnan, explicó a Efe por teléfono que desde ayer las fuerzas gubernamentales han conquistado varios pueblos del este de Al Sueida.El lunes, las fuerzas armadas anunciaron el inicio de una ofensiva en la parte oriental de Al Sueida contra el EI, pero los rebeldes niegan la presencia de los radicales en la región.

Adnan recordó que el EI fue expulsado en marzo pasado de Al Sueida por los insurgentes, y que desde entonces «el régimen y las milicias que lo apoyan» han efectuado varios ataques contra los opositores. El portavoz destacó que este último es «el ataque más violento llevado a cabo por las milicias (que apoyan al Gobierno), que se han aprovechado de la tregua anunciada por Estados Unidos y Rusia». Entretanto, en la vecina provincia de Rif Damasco, otro grupo rebelde, el Ejército Asuad al Sharquía, afirmó que derribó hoy un avión de las fuerzas gubernamentales sirias.